La economía catalana cerró el 2006 de un modo brillante, creciendo y creando empleo, pero no fue capaz de crear puestos de trabajo cualificados – aquellos cuyo ejercicio requiere tener estudios universitarios o de FP de tercer grado- y ni siquiera de mantener los ya existentes: la comunidad destruyó 13.200 empleos cualificados el año pasado, el 5,3% del total.
Según los datos del estudio Panorama laboral del 2006, elaborado por profesores de la Universidad Autónoma de Madrid a partir de datos de la EPA y del INE, en los dos últimos años, la caída del empleo cualificado en Catalunya se debe al retroceso de los técnicos y profesionales de apoyo (con 22.100 empleos perdidos) y de los profesionales que exigen una titulación de primer ciclo universitario (4.040 empleos menos), que no pudo ser compensado por la generación de 12.950 empleos que requieren para su desempeño titulaciones de segundo y tercer grado universitario.
Según Ainhoa Herrarte, profesora de Teoría e Historia Económicas de la UAM y una de las autoras del estudio, la situación de Catalunya destaca en el conjunto de España, donde la evolución del empleo cualificado ha sido mucho más favorables: se crearon 201.050 empleos de alto nivel en el 2006, lo que supone un alza del 4,1% que eleva a 5,13 millones las personas que desempeñan un empleo cualificado, el 26% de los trabajadores del país.
Ana Laborda, profesora de la escuela de negocios Esade, considera que "los datos son, cuando menos, inquietantes y han de hacernos reflexionar sobre nuestro actual modelo de crecimiento, basado en la construcción: no es ni sostenible ni deseable para un país como el nuestro, que quiere contarse entre los desarrollados". Según Laborda, parte del problema en Catalunya está vinculado a la crisis industrial, ya que el cierre de fábricas destruye miles de empleos cualificados: "Hemos de aceptar que en sectores como el textil el cambio es irreversible". La pérdida de estos profesionales técnicos no ha podido compensarse con empleos de áreas administrativas.
Según la profesora Herrarte, revertir la pérdida de empleos cualificados "necesita actuaciones a largo plazo, como fomentar la inversión en I+ D" y apostar por los sectores que generan más empleo cualificado, como la educación, la intermediación financiera, las actividades sanitarias y veterinarias y los servicios a las empresas. Herrarte ha advertido que, si no se crean empleos de calidad, que conllevan salarios altos, "desaparece el principal incentivo para que los jóvenes estudien". Ana Laborda destacó: "Hay que reflexionar sobre qué estamos haciendo; creamos empleos poco cualificados que nuestros jóvenes no quieren, como los de albañiles, y que por ello son ocupados por inmigrantes, y expulsamos a los jóvenes que hemos formado, desde enfermeras hasta investigadores, que han de ir a buscar trabajo a otros países".
Según el estudio de la UAM, patrocinado por la Comunidad de Madrid, el empleo cualificado supone en esta comunidad un 35% de los puestos de trabajo (creó 46.490 empleos de este tipo el año pasado), un 34,5% en Euskadi y un 28,8% en Navarra, porcentajes que bajan hasta menos del 20% en Castilla y León. Pese al liderazgo de Madrid, que concentra el 20,3% de los empleos cualificados, en la última década ha subido el peso de los puestos de trabajo de calidad en las comunidades del interior y de la cornisa cantábrica por el desarrollo de las autonomías. Así, el empleo cualificado era hace apenas una década sólo el 15% de la fuerza laboral en Galicia, Baleares o Castilla-La Mancha, donde hoy supone el 24,3%, 21,4% y el 19,8% respectivamente.
Los comentarios están cerrados.