Pocos meses después de integrarse en la Unión Europea (UE), Bulgaria afronta las reivindicaciones por mayores sueldos y mejor calidad de vida de amplios sectores de su sociedad, que han organizado numerosas protestas.
El mayor descontento lo manifiestan los empleados del transporte, la sanidad, la educación, la minería, los servicios sociales y la industria forestal.
Unos seiscientos mineros de la central térmica Maritsa Iztok, sur de Bulgaria, se reunieron ayer por tercer día consecutivo y bloquearon una carretera para reclamar aumento de los sueldos y mejoras sociales.
Unos días antes, los médicos, enfermeras y el personal sanitario del hospital de urgencias de Sofía consiguieron, tras varios días de manifestaciones, que la directiva del Ministerio de Sanidad les prometiese el lunes pasado destinar fondos para el aumento de sus salarios y la mejora de las instalaciones del centro médico.
Los profesores de un prestigioso instituto de Sofía optaron por una forma original de protesta: dieron la mejor nota, sobresaliente, a todos los alumnos y en todas las asignaturas del año escolar que acaba de concluir.
Los trabajadores de la industria forestal se manifestaron en junio en Sofía reclamando aumentos salariales, lo mismo que hicieron los empleados de los servicios sociales en la ciudad de Shumen, al este del país.
Las protestas fueron desencadenadas el pasado mes de mayo por los conductores del transporte público de Sofía, que amenazaron con paralizar la ciudad, aunque a última hora desconvocaron la huelga porque el ayuntamiento cumplió sus demandas.
La sucesión de protestas en varios sectores llevó a las directivas de las dos centrales sindicales más importantes del país balcánico a negociar y acordar ayer, con las patronales, un aumento del 12,9 de los sueldos en el sector de la producción.
Las presentes son las primeras protestas desde que el pasado 1 de enero Bulgaria entró en la Unión Europea (UE).
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