La siesta no es que sea un invento típico español sino una necesidad fisiológica que abarca un corto periodo de tiempo, oscilante entre el mediodía y las cuatro de la tarde, durante el cual se produce la necesidad de descansar. Lo dicen los doctores especialistas en sueño, como Eduard Estivil, de la unidad del sueño del Instituto Dexeus de Barcelona, y lo corroboran los millones de seguidores de esta relajante filosofía que, lejos de centrarse en el área mediterránea (donde nació), se extiende como la espuma por allende los mares. Y todo porque no hay nada como después de comer (aunque sea regular o mal) echar una cabezadita en el sofá, cuando hace frío bajo el arropo de una mantita y, cuando el calor aprieta, donde sea con tal de apaciguar el sopor.
De «pijama y orinal» eran las siestas de Camilo José Cela, pero la mayoría de los mortales se conforma con el sofá, hasta el punto de que Natuzzi, la empresa italiana especializada en sofás de piel, ha realizado un estudio sociológico para conocer los motivos más importantes que mueven a los españoles a echar (los que pueden) un ratito de siesta. Y los resultados son de lo más curioso, porque para 8 de cada 10 encuestados (en total fueron 704 las personas entrevistadas) la siesta debe hacerse en un buen sofá, aunque son muy pocos los que disfrutan de ese placentero descanso pues sólo 2 de cada 10 personas tienen la suerte de echar esa cabezadita después de comer, dado que cada día se almuerza menos en casa.
Una cama o sofá en el «tajo»
Es tan ventajosa la siesta que el 70 por ciento de los encuestados considera que estimula la creatividad y hasta el 50 por ciento reconoce (en un ataque de optimismo) que, tras la siesta, ve a su jefe con mejores ojos. Lo malo es que después de tanto elogio, tanto beneficio, tanto placer y tanta salud que proporciona la siesta, sólo el 24 por ciento de los españoles hacen ese parón diario en su jornada laboral para disfrutar de ella. Con estas cifras se viene abajo el mito de que «España se para a la hora de la siesta». Aunque en algunas comunidades autónomas haya más siesta que en otras. En Andalucía y Asturias es donde más se echa la siesta; y en Madrid, donde la costumbre está menos arraigada. ¡Quién lo diría, con la fama que tenemos!
Pero lo curioso es que los que, por cuestión del «curre», no pueden disfrutar a diario de la siesta (7 de cada 10) estarían dispuestos a hacer algún tipo de sacrificio (comenzar antes a trabajar, salir más tarde…) para disfrutar de ella donde fuese. Y más de la mitad vería muy interesante que en su lugar de trabajo, y tras una comida rápida en la empresa, ésta les habilitase una zona (como las áreas de fumadores) para una siesta reparadora y en soledad, pese a que los adictos a tan relajante costumbre consideran un placer añadido compartir la siesta, y 8 de cada 10 asiduos a ella son tajantes al afirmar que es uno de los mejores momentos para hacer el amor.
En Cataluña, y con la fama que tienen de trabajadores, durante los días de la semana y tras la pausa del almuerzo, un 47, 5 por ciento de la gente hace un alto para la siesta de 10 y 20 minutos, tiempo que se eleva a 37 minutos en Levante. Y es que para el 90 por ciento de los españoles la siesta influye en el bienestar general.
Suiza y Japón nos copian
Así las cosas, se entiende el sabio refrán popular de que si el sueño es media vida y la otra media la comida, cuando se juntan las dos para complementarse parecen que se esté tocando el cielo. Además, las virtudes de la siesta ya han sido descubiertas por las multinacionales japonesas que han decidido crear espacios de descanso para los trabajadores después de la comida. Un descanso de 20 minutos significa mayor rendimiento laboral que es lo que les interesa a las empresas. Los los suizos, que también son muy prácticos, se han dado cuenta de la importancia de este descanso y ya llevan varios años que han abierto salas públicas destinadas a la siesta. Se las conoce como «restroom» y en media hora se «cargan las pilas».
Que la filosofía de la siesta tiene muchos seguidores, porque es beneficiosa para la salud, nadie lo pone en duda. Otro estudio, este realizado por Ipsofacto, refleja que el 90 por ciento de los españoles se declara a favor de ella y el que no la puede dormir es por razones ajenas a su voluntad. Pero, como cada día hay más autónomos que trabajan en casa el porcentaje está aumentando, aunque sea con las manías propias de cada uno: un 15 por ciento no puede dormirla sin tener la TV encendida y muchos no pueden pegar ojo si no están arropaditos con una manta o una sábana y, los menos, si no tienen al lado sus mascotas o no están abrazado a su almohada. Lo decía El Gallo: «hay gente pa tó».
«La siesta es la mejor contribución española a la humanidad», así lo ha manifestado Michel Biliard, presidente de la Sociedad Europea de Investigación sobre el Sueño, porque contribuye a la descarga de ansiedad, evita la saturación mental y, potencia la memoria. Esta es la razón de que sea el arma secreta de los españoles y de que algunos avispados hoteleros se hayan planteado el lanzar «habitaciones para la siesta».
Carmen Fuentes
http://www.abc.es/20070707/sabados-sabados/siesta-arma-secreta-espana_200707071017.html
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