Más de un millón de extranjeros obtuvieron un permiso de trabajo en Rusia en el primer semestre de este año, anunció el ministro de Sanidad y Desarrollo Social, Mijaíl Zurábov.
'En la mayoría de los casos los trabajadores extranjeros son empleados en sectores donde no es necesaria una alta cualificación', dijo Zurábov, según informó la agencia oficial Itar-Tass.
Un 38,7 por ciento fueron a parar al sector de la construcción, un 30,5 por ciento al comercio y un 8,7 por ciento al sector industrial y procesador.
El Gobierno ruso impuso a principios de año cuotas con el fin de reducir la inmigración -legal y clandestina- y aumentar la presencia de rusos étnicos en los mercados de abastos y otros sectores de la economía.
En Moscú la cuota de trabajadores extranjeros es de 800.000, en su mayoría destinados al sector de la construcción, el de mayor demanda.
Según los nuevos reglamentos, los empresarios deben comunicar por adelantado y por escrito a los servicios de inmigración sus necesidades de mano de obra extranjera.
La mano de obra extranjera se ha convertido en los últimos años en uno de los motores del crecimiento de la economía rusa por encima del 7 por ciento.
Además, según los expertos, fomentar la inmigración procedente de las antiguas repúblicas soviéticas es la única forma de revertir el alarmante decrecimiento de la población activa en Rusia, país que perdió en 2006 más de medio millón de habitantes (561.200).
Rusia, que expulsó a más de 40.000 indocumentados en 2006, tiene previsto conceder la ciudadanía este año a unos 400.000 inmigrantes, en su mayoría rusos étnicos residentes en los países ex soviéticos vecinos.
Según estadísticas oficiales, en Rusia viven y trabajan más de diez millones de inmigrantes ilegales.
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