Algo pasa en la industria del automóvil francesa. En lo que va de año, al menos seis empleados de Citröen se han quitado la vida y, entre octubre de 2006 y febrero de 2007, fueron tres los suicidios registrados en el centro tecnológico de Renault en Guyancourt. Estos trágicos sucesos, el más reciente de ellos acaecido ayer mismo, han conseguido hacer saltar las alarmas sobre las condiciones laborales a las que los franceses se enfrentan en sus puestos de trabajo.
El ministro de Trabajo galo, Xavier Bertrand, se ha declarado "preocupado por estos dramas humanos" y el debate acerca de este tema, hasta ahora tabú en el país, se hace constante en los medios de comunicación y en las redes sociales de Internet.
El último suicidio, registrado ayer en las instalaciones de PSA Peugeot Citroën situadas en la localidad francesa de Mulhouse, se suma a los cuatro fallecidos que formaban parte de la plantilla de la misma fábrica y a otro más, un operario de la planta de Charleville-Mézières. Dos de ellos, incluso fueron encontrados muertos en su propio lugar de trabajo.
Teléfono de ayuda
Según indican varios diarios locales, aunque los empleados fallecidos tenían diversos problemas personales, si parece existir un serio vínculo con sus ocupaciones en las compañías francesas. De hecho, el obrero que se quitó la vida el pasado mes de abril en Mulhouse llevaba consigo una nota en la que denunciaba sus condiciones laborales.
A pesar de que la primera reacción de Citröen fue negar la posible relación de la empresa con las muertes, tras el suceso de ayer la dirección de Citröen se ha declarado "profundamente afectada y soprendida" y, desde hace quince días, ha puesto a disposición de los empleados un número gratuito de atención psicológica. Por su parte, Renault presentó el pasado 10 de julio un plan por el que pretende reforzar su departamento de recursos humanos con profesionales que ayuden a sus asalariados a superar sus dificultades.
Recurso generalizado
Los sindicatos han tachado de "insuficientes" estas acciones y descartan que la "casualidad" pueda tener algo que ver con los sucesos, además de apelar a las largas y "demasiado estresantes" jornadas de las cadenas de producción y a los "bajos sueldos". "La dureza del trabajo favorece las depresiones", asegura Vincent Duse, delegado de la Confederación General de Trabajadores (CGT) francesa.
Por otra parte, no se trata de un fenómeno raro en Francia. Según un estudio elaborado por en Consejo económico y social francés en 2003, entre "300 y 400 personas" se suicidan al año por causas relacionadas con sus empleos.
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