Al agente de la Guardia Civil J.A.D., de 37 años, casado y padre de una hija, con destino en Arcos de la Frontera y 16 años de servicio intachable en el Instituto Armado, presentarse en su puesto mal afeitado le ha costado la apertura de un expediente disciplinario y la pérdida de un día de haberes, según denunció que consta oficialmente la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC).
Sin embargo, la verdadera causa de esta sanción, asegura el colectivo a través de un comunicado, es el "acoso laboral" al que ha sido sometido el agente miembro de la asociación por cuestionar una orden del capitán jefe del acuartelamiento. "Para eludir sus obligaciones de inspeccionar los servicios, obliga a las patrullas a ir anotando datos personales de los ciudadanos y sus vehículos que circulan por determinados puntos, con el único fin de asegurarse la presencia de las patrullas en los lugares y momentos que él ha dispuesto", explica.
El guardia civil expedientado se encuentra de baja psicológica y ha sido apartado del servicio "a causa de la grave patología que le ha producido este acoso en el trabajo", argumenta el sindicato en su comunicado.
La AUGC recuerda que "tanto la normativa en vigor como la jurisprudencia en materia de protección de datos tienden a prohibir la recopilación de datos de carácter personal por lo que la mayoría de los agentes no entienden por qué deben anotar datos de personas que circulan libremente, carentes de interés policial".
En este sentido argumenta la asociación que la Ley Orgánica 1/92 sólo admite la identificación de personas en el contexto de la persecución de delitos y faltas o para sancionar alguna infracción, "por lo que no es admisible, a excepción de los controles debidamente autorizados, que un agente de el alto a un vehículo de forma aleatoria e indiscriminada". Existe algún precedente de condena de ocho años de inhabilitación por un caso similar, añadieron fuentes del colectivo.
Precisamente este asunto legal fue el origen de la discusión del agente con su mando quien, "a falta de argumentos", sancionó al agente por no ir debidamente rasurado, aclara la AUGC en su comunicado. "El superior no tuvo en cuenta la opinión de numerosos testigos -agentes del mismo empleo que el sancionado- de que la presencia y corrección del guardia civil fue del todo reglamentaria", añade.
La asociación califica este incidente como "unos hechos que parecen sacados de la posguerra y que siguen ocurriendo dentro del cerrado ámbito de la Guardia Civil". Los equipara a "los últimos coletazos de un régimen disciplinario a extinguir" y a "la prueba de que aun existen mandos en la Guardia Civil que se resisten a admitir los cambios que próximamente va a aprobar el Parlamento".
Los servicios jurídicos de la AUGC han anunciado que se harán cargo de la defensa del agente.
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