Cajastur cierra uno de sus más largos conflictos laborales. Los 1.700 trabajadores de la primera entidad crediticia del Principado se acogen en su totalidad al pacto laboral suscrito por la dirección y UGT y al que mantienen su oposición CC OO y CSICA. Incluso los dirigentes de estas dos centrales se beneficiarán del nuevo marco laboral, pese a que reclamaron el voto en contra en el referéndum que respaldó el acuerdo que recoge la propuesta empresarial negociada ya en febrero. El pacto prevé prejubilaciones y la incorporación de más de cien trabajadores por oposición en el plazo de unos dos años. Oviedo
El conflicto laboral de Cajastur ya está cerrado. Fueron los 1.700 empleados de la primera entidad financiera asturiana quienes pusieron el punto final, al avalar el acuerdo profesional suscrito por la dirección y UGT y aceptarlo todos los integrantes de la plantilla. Incluso lo han hecho los dirigentes y afiliados de CC OO y de la Central Sindical Independiente de Cajas de Ahorros (CSICA), que se opusieron abiertamente al pacto laboral.
El pulso entre la dirección de la Caja de Ahorros de Asturias y los tres principales sindicatos, incluso el mayoritario UGT, arrancó el pasado otoño. Las discrepancias sobre la política de contratación de empleados, la apertura del proceso de prejubilaciones y los salarios eran tres brechas en la negociación que se agravaron con el paso de las semanas.
El conflicto de Cajastur comenzó a fraguarse en el verano de 2006, tras una reunión en la cafetería de un hotel de Pola de Siero de los principales dirigentes de las tres centrales sindicales de la caja. En esa reunión se produjo un cambio importante: UGT, sindicato mayoritario, dio un giro a su estrategia de búsqueda de pactos, optó por una actuación más dura y por un modelo de negociación asamblearia.
El conflicto se recrudeció a raíz del despido del dirigente de la Corriente Sindical de Izquierdas (CSI) en Cajastur, Marco Antuña, ocurrido el 11 de diciembre de 2006, y el traslado de una veintena de directores y subdirectores a otros destinos, tras sumarse a los paros.
El pulso se mantuvo, pero en febrero se allanó el camino para buscar una solución. Primero se logró una solución al despido de Antuña, que aceptó, dos días antes de celebrarse el juicio, su traslado a otra agencia y después se avanzó en materia salarial y profesional. El acuerdo al que se acoge ahora la totalidad de la plantilla fue el mismo que la dirección de Cajastur puso sobre la mesa el 26 de febrero. El último escollo fue la restitución en sus puestos de una veintena de mandos medios que imputaban su traslado por respaldar las huelgas.
La intervención del secretario regional de UGT, Justo Rodríguez Braga, favoreció que la sección sindical liderada por Manuel Ángel Arias Barrientos se distanciase de las otras dos centrales y optase por mantener la negociación y firmar un acuerdo laboral que supuso el primer paso para cerrar el pulso. El pacto fue a referéndum, con la oposición de CC OO y CSICA, y logró 522 votos a favor, 504 en contra y unos 80 votos entre nulos y blancos. El pequeño margen de sufragios favorables permitió la aplicación del pacto.
La última decisión estaba en manos de los 1.700 empleados de Cajastur y todos, tras concluir el martes el período de adhesión o rechazo, se han acogido a sus beneficios. Entre ellos se encuentran los principales dirigentes de los sindicatos que se opusieron abiertamente o mantienen aún su rechazo.
Cargando ...
Los comentarios están cerrados.