La falta de mano de obra para recoger o manipular la fruta se está convirtiendo en un grave problema para los empresarios agrícolas de Lleida. Estas dificultades han puesto en alerta a la Inspección de Trabajo ya que temen un incremento de las infracciones laborales –falta de contratos, contratación a inmigrantes sin permisos de trabajo o censión de temporeros– que ha incrementado sus inspecciones a fincas y explotaciones agrarias.
En la presente campaña la falta de personal es acuciante, algunas centrales frutícolas han tenido que salir a la calle para encontrar el personal necesario para la presente campaña. Y es que escasea la mano de obra ya que el descenso del paro, según un estudio de Comisiones Obreras, también se registra en Catalunya entre la población inmigrada.
En el primer trimestre del 2004, según este sindicato, el número de inmigrantes en situación de desempleo era 18,6% del total de población activa de este colectivo de extranjeros y en ese mismo periodo del 2007, tan sólo se encuentran en situación de desempleo el 11,1% de este colectivo, según estimaciones de la encuesta de la población activa (EPA).
La campaña frutícola necesita, temporalmente, disponer de mano de obra con urgencia. Por ello en ocasiones se cae en actividades poco acordes con la actual legislación laboral. La Inspección de Trabajo en Lleida ha incrementado sus investigaciones durante los últimos días y ha detectado una cesión ilegal de temporeros en la que se encuentran inmersas tres explotaciones agrarias.
Estas investigaciones, en el caso de que se descubrieran ilegalidades, derivarían en un expediente que contemplaría la pertinente sanción a los presuntos culpables de esta situación.
La situación es preocupante para algunas centrales ya que –con la vista puesta en Europa, donde la campaña de fruta este año está por debajo de lo normal– buscan denodadamente personal con algunos métodos que habían desaparecido en Lleida, como la colocación de carteles en las calles reclamando personal.
Y es que la fruta ya no es atractiva para los trabajadores extranjeros: los salarios son bajos en comparación con otros sectores y, ocasionalmente, la jornada es agotadora. Además la recalificación de rumanos y búlgaros en trabajadores comunitarios los aleja de estas tareas y buscan un empleo en otros sectores más rentables.
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