El secretario general de la Federación del Metal, Construcción y Afines de UGT (MCA-UGT), Manuel Jiménez, lamentó ayer la instalación de una nueva planta de Delphi en Tánger, tras el cierre el pasado martes de la factoría en Puerto Real (Cádiz), al tiempo que criticó la actuación de la multinacional "que un día se ubica en una zona que le interesa, y otro día cierra sus puertas sin más".
En declaraciones a Europa Press, Jiménez aseguró que "ya se conocía" que la compañía norteamericana planeaba situarse en el país vecino, de modo que "tanta sorpresa" no nos ha causado este anuncio, si bien "obviamente estas noticias sientan como un jarro de agua fría".
De este lado, reclamó a la Unión Europea que "frene" con su política "situaciones de este tipo", puesto que "no se puede consentir que una empresa haga y deshaga a su antojo, y se beneficie de las ayudas estatales sin adquirir ningún compromiso".
Así, el sindicalista recordó que las últimas noticias -en referencia también a la planta que Delphi prevé levantar en Rumania- dan la razón a las conclusiones que ya vertieron en el informe que elaboró el sindicato en el que se aseguraba que las empresas "buscaban mano de obra barata en países en vías de desarrollo".
"Al final se pierden empleos en Europa occidental por el ajuste del sector del automóvil", destacó Jiménez, quien advirtió de que "progresivamente se va a deslocalizar el sector de componentes hacia el continente asiático como China".
Con respecto a la planta de Tánger, Jiménez explicó que la multinacional ya cuenta con un centro allí, que hace poco contó con unos problemas que terminaron con el despido "sin justificación alguna" de 300 empleados. "Es obvio que intenten ubicarse en países de este tipo, que no cuentan con legislación alguna que favorezca a los trabajadores", concluyó.
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