Acaba de llegar a un acuerdo con sus sindicatos que ha puesto fin a la primera huelga general en la compañía en una década por un conflicto laboral, pero Deutsche Telekom ha decidido seguir tensando la cuerda. La operadora estatal alemana no sólo traspasará 50.000 empleados a una nueva empresa con condiciones laborales distintas, sino que está estudiando ampliar las 32.000 bajas que están previstas hasta 2008, según ha confirmado una portavoz de la firma.
Las cifras hablan de 2.000 despidos adicionales, principalmente en las oficinas centrales de Deutsche Telekom en Bonn. El objetivo sería conseguir una mayor eficiencia en una organización que el nuevo presidente, René Obermann, considera muy sobrecargada. La compañía, sin embargo, ha rehusado confirmar el número.
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