En la actualidad, los inmigrantes aportan 23.402 millones de euros a Hacienda -un 6,6 por ciento de la recaudación total-, pero reciben 18.618 millones de euros. Por tanto, el balance para las arcas públicas es positivo en 4.784 millones de euros. Además, la población inmigrante contribuye vía cotizaciones en unos 8.000 millones de euros, mientras que sólo reciben 400 millones de euros en pensiones.
Estos son algunos de los datos macroeconómicos analizados en unas jornadas europeas sobre inmigración y comercio, celebradas en la Casa Llotja de Mar de Barcelona a principio de verano.
En el acto de clausura, que presidió el jefe del Ejecutivo catalán, José Montilla, este destacó la intensa actividad comercial de la inmigración porque 'es la puerta de entrada a la patria de acogida' y demuestra que 'el ascensor social' funciona. El 50 por ciento de los inmigrantes que trabajan por su cuenta tiene una tienda (30 por ciento) o un restaurante (20 por ciento), lo que ha supuesto una renovación de la estructura comercial y de restauración de la ciudad.
El 45 por ciento de los restaurantes y bares de la capital catalana tienen menos de 6 años de antigüedad y en uno de cada tres (35 por ciento) ofrece platos de cocina no española. Además, el 80 por ciento de los empleados en este sector son extranjeros.
Los inmigrantes son ya el principal mercado para muchas empresas como los bancos, hipermercados, tiendas de venta de vehículos industriales o de segunda mano… Por ejemplo, los ciudadanos de origen latinoamericano compraron uno de cada cinco (20 por ciento) pisos de segunda mano en 2006. Los expertos estiman que este porcentaje subirá cinco puntos a finales de este año, ya que los inmigrantes comienzan a acceder a viviendas de propiedad después de cuatro o cinco años de residencia en la ciudad.
El papel de los recién llegados en el desarrollo de la economía catalana y, específicamente, en su capital, es calificado con un 'sobresaliente' en el informe sobre 'Inmigración y Mercado de trabajo en Barcelona', elaborado por el Consejo Económico y Social de Barcelona (CESB). 'Los extranjeros son fundamentales en el funcionamiento del mercado laboral y constituyen los pilares básicos de la actividad económica y social', afirma el informe del CESB.
El estudio destaca que el fenómeno de la inmigración proporciona nueva mano de obra que garantiza una oferta de trabajo imprescindible para diferentes sectores económicos de la ciudad. 'Barcelona ha de aprovechar las potencialidades económicas que supone tener una sociedad más plural', apunta el Consejo.
Los trabajadores extranjeros, según el mencionado informe, están concentrados en las categorías con retribución más baja -el 40 por ciento de ellos trabaja como peón- y cobran 3,5 euros por hora menos que los españoles. La temporalidad entre los inmigrantes es superior a la de los autóctonos, en 1,5 puntos. La mayoría de los contratos temporales firmados por extranjeros corresponden al sector de la construcción (90 por ciento) y servicios (86 por ciento).
Los inmigrantes ocupan los puestos de trabajo que no quieren los autóctonos porque son los más duros físicamente (peones) o bien tienen malos horarios y se cobra poco (servicios). Una circunstancia que, al parecer, explicaría las diferencias de situación laboral y salarial entre unos y otros. 'Las características de los puestos de trabajo que ocupan los extranjeros no comunitarios -añade el estudio- provoca que se pueda hablar fundamentalmente de segmentación del mercado de trabajo y no de discriminación'.
No obstante, el Consejo realiza una docena de recomendaciones a la Administración, los empresarios y los sindicatos para que garanticen 'la plena igualdad derechos y obligaciones sociales, civiles y políticas' de los inmigrantes. La falta de homologación de los títulos y formaciones profesionales de los extranjeros es una de las causas indirectas de que ocupen empleos por debajo de su nivel de formación.
Para el CESB, esta homologación es 'imprescindible' tanto para incrementar la competitividad de las empresas catalanas como para mejorar la calidad de la ocupación de los extranjeros. Otra de las propuestas del CESB es dotar a Inspección de Trabajo de los medios necesarios para combatir de 'forma especial' las bolsas de economía sumergida que afectan a la población inmigrante y para prevenir la discriminación laboral de los trabajadores extranjeros.
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