El primer ministro francés, Francois Fillon, defendió ayer las expulsiones de inmigrantes indocumentados ante las críticas de asociaciones sociales y tras los recientes incidentes en los vuelos de repatriación de ilegales.
'No hay otra solución. Francia no puede acoger a toda la gente que quiere entrar' en su territorio, aseguró Fillon en el informativo de la cadena 'TF1'.
Tras señalar que lo mismo se aplica a 'todos' los demás países europeos, dijo que el jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, con el que se reunió a finales de julio, 'lamenta amargamente' haber regularizado a 'cientos de miles' de inmigrantes ilegales y 'se ha comprometido a no hacerlo de nuevo'.
'Nuestras economías, nuestros sistemas sociales y culturales no pueden soportar una aportación no controlada de población extranjera', sentenció Fillon.
Y reiteró que los que no tienen vocación de permanecer en Francia deben ser reconducidos a sus países.
El primer proyecto de ley que examinará el Parlamento en su sesión extraordinaria, desde el próximo día 18, endurece las condiciones de la reagrupación familiar para los inmigrantes.
Se trata de 'orientar la inmigración hacia la del trabajo': las personas que 'tienen empleo y vivienda son bienvenidas', dijo Fillon.
Al recordar que ayer se conmemoraba 'el triste aniversario' de los incendios en pensiones insalubres de París, señaló que los franceses sintieron 'vergüenza' al ver las condiciones en que vivían extranjeros 'que no estábamos en condiciones de recibir de forma correcta, porque nuestro país no tiene los medios'.
Unas 300 personas, en su mayoría africanos, desfilaron el domingo en París en recuerdo de las 52 personas, entre ellas 33 niños, que murieron hace dos años en incendios de pensiones u otros edificios insalubres, habitados en su mayor parte por inmigrantes.
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