Son jóvenes y estudiantes y no están de vacaciones. En vez de pasar las horas tumbados al sol en la playa, cada vez más adolescentes optan en verano por buscar un trabajo que les permita ganar un sueldo con el que pagarse sus caprichos y sentirse independientes respecto a sus padres. Así lo expresan un grupo de adolescentes consultados, que destacan la sensación de autonomía que les otorga ganarse sus primeros euros este verano.
'Siempre he tenido claro que quería trabajar desde los 16 años', declara Kaín Cortes, un malagueño de 17 años que este verano está currando como repartidor de pizzas en la capital. Y es que la mayoría de estos empleos estivales se concentran, como no podía ser de otra forma en una provincia turística, en el sector servicios.
Camareros, dependientas, limpiadoras, socorristas o reponedores de supermercado son algunos de los puestos más habituales. Según los datos que maneja el responsable de Comercio y Hostelería de CC. OO., Gonzalo Fuentes, durante este verano, alrededor de 2.000 jóvenes acceden por primera vez a un contrato de trabajo en la provincia. 'El dato no es muy alto, pero hay que tener en cuenta que muchos de los jóvenes que trabajan estos meses lo hacen sin contrato', advierte Fuentes.
En efecto, sobre todo en bares de copas, discotecas, chiringuitos y restaurantes, es habitual ver a chavales sin nada firmado, según destaca Fuentes, quien añade que otra práctica habitual entre los empresarios es contratar para media jornada y después tener a los jóvenes trabajando todo el día. 'No se les respeta lo suficiente y eso es un problema. Estos chavales son el futuro', resalta.
Por su parte, el secretario de acción sindical de UGT, Manuel Morales, alerta de la 'gran precariedad' que existe en estos primeros empleos. Según los datos de este sindicato, en julio se firmaron en Málaga casi 22.000 contratos entre menores de 25 años.
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