Los empleados del sector de la venta, supermercados y grandes superficies en Chile -mujeres en una amplia mayoría- son uno de los colectivos de trabajadores más afectados por los abusos, las largas jornadas laborales, el acoso sexual y los bajos sueldos de todo el país, según denuncian algunos sindicatos, formados en el seno de las principales empresas de distribución que llegan a asegurar que muchas dependientas y cajeras "son obligadas a usar pañales desechables porque se les hace trabajar más de ocho horas sin permitirles moverse o ir al baño".
A esto se suman despidos de dirigentes o afiliados a sindicatos y trabajadores -entre ellos mujeres embarazadas- antes del inicio de negociaciones colectivas, maltrato y atropello a leyes básicas de protección social, accidentes laborales u horas extras que no se pagan. Muchos se han agrupado en sindicatos interempresas, pero no pueden negociar colectivamente, porque se les impide sindicalizarse, un requisito imprescindible para tener capacidad legal para negociar.
"Unimarc, por ejemplo, tiene la política de despedir al trabajador que quiera entrar a un sindicato", señala en este sentido el presidente del Sindicato Interempresas de Unimarc, Claudio Miranda, que recuerda que varios locales de esta cadena de supermercados han sido clausurados por las autoridades sanitarias. Baños insalubres, bodegas invadidas por hongos, o alimentos congelados descompuestos "son problemas que se repiten".
"Los incumplimientos del convenio colectivo, las prácticas antisindicales, el maltrato psicológico y los abusos diversos constituyen una rutina en los supermercados. Se nos obligada a trabajar después de terminar la jornada y no pagan horas extras, manipulan el reloj de control de entrada y utilizan políticas propias al margen de las disposiciones legales", señalan por su parte trabajadores del supermercado Líder, de Macul, que prefieren quedar en el anonimato.
"También venden productos vencidos de fecha y maltratan a las cajeras, no pagan el tiempo extra tras la hora de cierre de los locales e incluso obligan a los trabajadores a rembolsar el dinero perdido o mal contabilizado en caja", agregan.
En la localidad de Chillán, las cajeras del supermercado Santa Isabel orinaban en sus puestos de trabajo porque les prohibían ir al baño durante todo su turno, de más de ocho horas. La denuncia la hizo María Rozas, dirigente del sindicato DC. "Se las hace trabajar más de ocho horas sin permitirles moverse, no pueden ir al baño y muchas deben usar pañales desechables", aseguró.
"Muchas cajeras deben utilizar este sistema ante la amenaza de ser despedidas si abandonan sus puestos durante su turno", ratifica Marianela Fernández, presidenta del Sindicato de Trabajadores Montrone Plá, de los supermercados Economax, que forman parte de Santa Isabel, o sea de Jumbo. El primer caso de cajeras que utilizaban pañales para orinar se detectó en Chillán. Pero tras esa denuncia, vinieron otras muchas a través del país.
REPETIDAS DENUNCIAS
Los trabajadores de Santa Isabel denuncian desde hace meses estos abusos, pero la empresa insiste en que no ha recibido ningún tipo de reclamación por parte de sus empleados. En este sentido, la directora de Trabajo del Gobierno chileno, Patricia Silva, consideró que desnudar a las cajeras para verificar que no llevan nada escondido –otras de las 'prácticas' habituales en el sector– "es mucho más que una infracción laboral". "Está en juego la dignidad del trabajador y está al borde de la vejación", señaló Silva en declaraciones al diario 'La Nación'.
"Si no se pone fin a estas infracciones, otras cadenas de supermercados y multitiendas harán lo mismo, y las denuncias se traducen en multas mínimas, lo que hace posible que continúe el abuso", añade por su parte el presidente del Sindicato Nacional de Empresas Easy, Cristián Vera.
Desde 2003 hay un proyecto en trámite en el Congreso que sanciona el acoso y hostigamiento laboral, pero el ministro de Trabajo, Osvaldo Andrade, reconoció recientemente que la situación de los trabajadores del comercio "es complicada". "Las multas se pagan con facilidad; sin embargo, persiste la conducta y parece ser que para las grandes empresas las multas no constituyen el sistema disuasorio esperado", apunta el ministro.
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