Según el escrito judicial, el querellante, como consecuencia de la relación laboral con la empresa Telefónica y el desarrollo de su trabajo como comercial de la misma, lleva «sufriendo» desde mediados de 2004 «la venganza sistemática ideada por su jefa inmediata» y «tolerada por la empresa».
Los hechos denunciados consisten en una serie de actos y comportamientos que, según el escrito, «constituyen genuinos comportamientos de la violencia laboral» (mobbing ) caracterizados por su «intención de dañar, ofender y humillar al trabajador».
El querellante inició su relación laboral en la empresa Telefónica hace 17 años, según el escrito de demanda. Durante los últimos años y antes de «sufrir la degradación laboral y moral» que constituye el objeto de la denuncia, su trabajo consistía en contactar y negociar con los promotores inmobiliarios para la introducción en las viviendas en construcción de los productos de Telefónica y la de relacionarse con directivos de empresas para motivar la venta de productos de Telefónica.
En los últimos años y antes de sufrir el «acoso» de la querellada, según la demanda, los resultados del trabajador «fueron francamente buenos quedando por encima del 130% de sus objetivos». Tras sufrir el 'mobbing' y tras presentar las oportunas quejas a nivel laboral, fue destituido al parecer con el informe que hizo su jefa la querellada y a medio de un expediente «plagado de irregularidades» y al que «nunca se le permitió acceder».
Esta situación de acoso, continua la demanda, además de perjudicarle socialmente repercutió «gravemente» en su salud y en la de su familia. En el mes de julio de 2004 empezaron los problemas con su jefa «derivados de la venganza que esta urdió por las quejas que el demandante formuló por la pérdida de un gran cliente a nivel nacional para cuya captación, previamente, era necesaria la intervención de la querellada».
A partir de ese instante, la querellada comenzó la «persecución» laboral «obligándole a realizar tareas que no le correspondían con la consiguiente penalización económica». A la vez que le encomienda tareas que no le corresponden le «achaca», en el mes de octubre de 2004, la pérdida de unas líneas de ascensores. Durante este tiempo, la querellada «ocultó» quejas que el demandante escribió a sus superiores comentando los problemas que sufría en la empresa. Al demandante se le prohibió acudir a una reunión con el presidente ejecutivo de la empresa, Julio Linares, y los comerciales «con el fin de que no formulase ninguna queja personal».
Por todo ello el demandante acudió al Hospital Central de Asturias donde se le diagnosticó un estado de «ansiedad y estrés» y permaneció de baja laboral siete meses, hasta el 2 de enero de 2006. Según la denuncia, los hechos también fueron objeto de denuncia ante la inspección de trabajo que tramitó un expediente pero que concluyó «que no eran competencia suya».
El demandante entiende que ha sufrido un delito contra la integridad moral, contra los derechos de los trabajadores con resultado de lesiones psíquicas y la conculcación de derechos fundamental a la vida, la integridad física y moral.
Los comentarios están cerrados.