La informalidad, que afecta al 54 por ciento de los trabajadores urbanos en América Latina y el Caribe, impide el desarrollo en la región, pero puede corregirse mediante políticas públicas más eficaces, según un informe divulgado por el Banco Mundial (BM).
El análisis sobre quienes viven fuera del radar de la economía formal en la región destaca, sobre todo, que los trabajadores deciden voluntariamente "escapar" a la informalidad si perciben pocos beneficios -y muchos costos- en la economía formal.
La rigidez de trámites, el alto costo de las transacciones, salarios muy bajos o el pago de impuestos son algunas de las razones por las que muchos trabajadores, o pequeños empresarios, eligen voluntariamente salir de la economía formal, indicó el informe titulado "Informalidad: escape y exclusión".
Aunque la informalidad es un fenómeno económico, ésta tiene grandes repercusiones sociales para los trabajadores no asalariados en la región, por lo que los gobiernos deben examinar una serie de reformas institucionales y del mercado laboral para hacer frente al problema, según indicaron los expertos durante un foro organizado por el BM.
El sector informal, que se manifiesta principalmente a través de empresas con menos de cinco empleados o que no están registradas en el sistema de seguro social, afecta sobremanera la recaudación de impuestos -y por ende, el suministro de servicios públicos-, la productividad laboral y el bienestar social y calidad de vida de los trabajadores.
Según el informe, el trabajo informal asciende a 54 por ciento del empleo urbano total en la región latinoamericana, porcentaje que incluye tanto a los trabajadores informales independientes y a los informales asalariados.
El sector independiente informal incluye, a su vez, a dueños de microempresas y profesionales independientes, así como a artesanos, trabajadores del bricolaje, obreros de construcción, taxistas y vendedores callejeros.
Asimismo, el sector de trabajadores asalariados incluye a empleados domésticos, trabajadores familiares sin sueldo y empleados de microempresas, precisó el voluminoso informe.
El BM enfatizó que un clima de inversión más favorable, un aumento de los niveles de capital humano y otras mejoras en la productividad agregada en la economía contribuirían a reducir significativamente la informalidad en América Latina y el Caribe.
Sin esas mejoras, "seguiremos encontrando un número muy grande de microempresas… que verían pocas ventajas en formar parte de las instituciones formales" o trabajadores que seguirán prefiriendo el empleo por cuenta propia, advirtió el BM en el informe.
Pero la economía informal no sólo afecta la supervivencia de los vendedores ambulantes o los pequeños empresarios que buscan el sustento de sus familias, sino que sirve de "voz de alerta" sobre políticas inadecuadas y su impacto en la agenda de desarrollo en la región, agregó el análisis.
Bill Maloney, uno de los autores del informe, señaló que "las personas pobres y con bajas destrezas laborales tienen menos probabilidades de conseguir empleo en el sector formal", por lo que una mayor inversión en la educación puede ser clave para reducir la informalidad.
"En este informe queremos destacar la dimensión del 'escape' de los individuos que, al analizar los costos y beneficios de la economía formal, concluyen que no les rinde mucho. En cada país, la informalidad puede obedecer a muchas razones, pero la idea es que los gobiernos ataquen el problema desde la raíz", dijo a Efe Maloney.
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