El caso del comandante asturiano J. P., el primer militar español que planteó una acción penal por «mobbing» (acoso laboral) contra quince mandos, se verá este martes en el Tribunal Supremo. J. P. recurrió ante este tribunal la absolución del coronel L. G. A., que en 2002 le abrió expediente por abandono de servicio, esto es, deserción, y que posteriormente fue encausado a su vez al considerarse que había obrado con deslealtad en un contexto de animadversión.
En junio de 2002, J. P., destacado en el Regimiento de Infantería Mixto «Garellano 45», con base en Munguía (Vizcaya), causó baja por causa psicológica, según sostiene, por las acciones del coronel. Éste autorizó a convalecer al comandante en su domicilio familiar. En las siguientes semanas, el comandante remitió a Munguía diversas solicitudes de continuidad de baja, pero el jefe del regimiento ordenó no recogerlas. Paralelamente, el comandante presentó su denuncia por «mobbing» contra el coronel y otros catorce mandos, pero fue archivada.
En julio de ese mismo año, con el pretexto de no saber nada de su subordinado, sin investigar siquiera si el comandante seguía enfermo -según el militar-, el coronel presentó una denuncia por un presunto delito de deserción. El fiscal investigó los hechos, pero finalmente acabó acusando al coronel por deslealtad, ya que no había incluido en la denuncia la etiología psíquica de la baja del comandante y había ocultado que le había negado la documentación médica.
El juicio se produjo en la sala quinta (de lo militar) del Tribunal Supremo, que terminó absolviendo al coronel -para el que se pedía año y medio de prisión-, en un proceso plagado de irregularidades, según planteó el asturiano. J. P. recurrió y pidió que se abriese un proceso por falso testimonio a otro militar, un teniente coronel, que según el asturiano mintió en el juicio para proteger a L. G. A.
La vista para revisar la sentencia ha tardado dos años en celebrarse, debido a la recusación de uno de los vocales del tribunal, por considerar J. P. que le había perjudicado en varias ocasiones. Si el Supremo considera culpable al coronel de rehusar injustificadamente la documentación médica al comandante, se podría reabrir la denuncia por «mobbing», según información allegada al comandante asturiano. Según estas fuentes cercanas al comandante, dos coroneles que testificaron a su favor en el juicio por «mobbing» de 2002 han sido represaliados por sus mandos.
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