La respuesta sindical al «nuevo contrato social» ofrecido el martes por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, no se ha hecho esperar. El principal sindicato, la Confederación General del Trabajo (CGT) de Bernard Thibault, tiene marcado en su calendario el próximo 13 de octubre como fecha de convocatoria de una huelga que marcará el inicio de una serie de movilizaciones.
De momento, es seguro que afectará al transporte público. El caso es que en esa fecha estaba prevista una jornada de movilización con las enfermedades laborales como protagonistas, que ahora se ampliaría a las condiciones de trabajo y con el referente de la amplia movilización celebrada en diciembre de 1995, a causa también de los regímenes especiales de jubilación.
«Creo que vamos a tener que pensar en movilizar a los trabajadores si queremos cambiar esta política social», aseguró Thibault en un comunicado tras conocer los ejes del «nuevo contrato social» de Sarkozy.
A los sindicatos y a la oposición de izquierdas no les ha gustado el modelo social que propone el presidente francés, que quiere acabar con las prejubilaciones y con la semana laboral de 35 horas. Tanto sindicatos como partidos de oposición se oponen al calendario previsto por Sarkozy para que las reformas de los regímenes especiales se puedan aplicar a final de año. Aseguran que es una «misión imposible».
Elogios y críticas
Para el secretario general de los socialistas, François Hollande, Sarkozy es un «liberal brutal» que pretende «desmantelar» el actual modelo social y que se ha situado claramente junto a la patronal. Hollande demanda un calendario más amplio, no sólo para los agentes sociales, sino también para el Parlamento.
El ministro de Trabajo, Xavier Bertrand, respondió a los sindicatos que la convocatoria de una huelga «sería difícilmente comprensible», cuando «aún no hemos empezado a negociar». En este punto, Bertrand hizo hincapié en la voluntad de diálogo del Gobierno de François Fillon y a que se pongan sobre la mesa las posturas de sindicatos, empresarios y parlamentarios.
La presidenta de la patronal, Laurance Parisot, elogió el discurso que pronunció Sarkozy el martes y definió su objetivo como el de una nueva arquitectura social.
El «nuevo contrato social» de Sarkozy ha sido acogido en la Prensa francesa como una «aceleración» en las reformas profundas que el presidente tiene previsto acometer. La ironía no ha estado exenta en los comentarios. «Liberation» dice que Sarkozy es «un hombre de diálogo, siempre que ese diálogo sea rápido», mientras que «Le Progrès» exclama: «¡Qué energía! Nicolas Sarkozy nos vendió ayer un catálogo de reformas que hubiera ocupado siete septenios de Jacques Chirac». Mientras, «L’Est Republicain» pasa del rousseauniano «contrato social» lanzado por Sarkozy al pseudo-cartesiano «reformo, luego existo».
Profesión «vocacional»
A todo esto, Sarkozy se desplazó ayer a Nantes, donde celebró un acto en el Instituto Regional de Administración. Allí, ante los futuros funcionarios, expresó su deseo de que haya «una función pública menos numerosa, pero funcionarios mejor pagados, con mejores perspectivas de carrera». Para Sarkozy, la función pública es una «vocación», además de una «profesión». Y dijo algo más a los futuros funcionarios: si han elegido ese camino «no es porque quieran, a su edad, un empleo de por vida», sino por la importancia que le dan al «interés general». El presidente de la República aprovechó su intervención para mencionar la «desorganización de los hospitales» por culpa de la semana laboral de 35 horas y manifestó además que la «refundación» del modelo social no la hará solo, sino con todos los franceses.
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