La Organización Internacional del Trabajo (OIT) inició ayer una reunión tripartita (Gobiernos, trabajadores y empleadores) para analizar los efectos de las cadenas de alimentación en los casi 22 millones de personas empleadas por esa industria en todo el mundo.
El encuentro de tres días se realiza en la sede de la OIT en Ginebra, con la participación de más de 70 representantes de los tres principales componentes de la esfera laboral.
Según un documento presentado por la OIT, el sector de procesamiento de alimentos y bebidas representó el 4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial en 2005.
Asimismo indica que las diez principales empresas minoristas de alimentación del mundo 'controlan la asombrosa cuota del 24 por ciento del mercado mundial de ventas de productos alimentarios'.
Precisa que también se ha producido un fenómeno similar en el sector de la fabricación y transformación de productos alimentarios.
Según la OIT, el empleo en el sector de alimentos y bebidas es heterogéneo, y si bien ha habido un aumento en algunos países entre 2003 y 2005, especialmente en Francia (7,3 por ciento), España (6,7 por ciento) y Canadá (1,9 por ciento) en el resto de los países industrializados ha disminuido o se ha estancado.
El estudio estima que los beneficios acumulados en las cadenas de suministro mundial se inclinan claramente a favor de la empresa líder de la cadena.
Ello -indica la OIT- provoca una intensa presión para reducir los precios de los productores por parte de la empresas que lideran las cadenas, mientras los productores tratan de mantener sus márgenes de ganancias mediante una mayor flexibilidad en la contratación de mano de obra.
No obstante, el estudio identifica buenas prácticas, como el historial de negociaciones colectivas en empresas en todo el mundo, entre las que menciona los acuerdos firmados en el sector de alimentos y bebidas en ocho países de América Latina desde 1992, y otros similares en Asia.
Los comentarios están cerrados.