El Juzgado de lo Social Uno de Logroño obliga a la empresa Palacios Alimentación S.A. a readmitir a un trabajador que, "sometido a una fuerte situación de estrés", fue despedido por golpear una puerta cuyos cristales cayeron a la línea de empaquetado de pizzas.
La sentencia también condena a la empresa a indemnizar al operario con 7.238 euros si decide no readmitirle y a pagarle los salarios desde la fecha de su despido, el 20 de julio de 2007. El trabajador, cuyo despido ha sido declarado improcedente por el Juzgado, prestaba sus servicios en esta empresa de alimentación como oficial de segunda desde octubre de 2003.
Los hechos juzgados ocurrieron el pasado 22 de junio, cuando el empleado se tuvo que encargar él solo de las líneas de empaquetado de pizzas, una tarea que le motivó "una fuerte situación de estrés", según recoge el fallo judicial.
Al iniciar el descanso, de forma "sorpresiva", golpeó una ventana que comunica el pasillo de la sala blanca con el enfriador, lo que motivó la rotura del cristal. Algunos de los trozos de vidrio cayeron a la línea de pizzas, que se paralizó y tuvieron que tirarse a la basura 1.050 unidades, para evitar peligros a los consumidores.
El operario no se dio cuenta de este hecho, pero sí una encargada, quien le preguntó por el motivo del golpe, pero el trabajador "no halló explicación para tal acción", de la que "se arrepintió en el acto". La sentencia destaca que este empleado es considerado "un buen operario" por sus superiores jerárquicos inmediatos y ha cumplido con sus obligaciones durante su permanencia en la empresa.
Añade que en el puesto de trabajo de este trabajador "suelen concurrir situaciones de tensión, que se agudizan cuando se queda una persona sola para ocuparse de las líneas de producción". Anteriormente se despidió a dos trabajadores por golpear elementos de la fábrica.
El fallo judicial justifica la readmisión del trabajador en que se trató de "un suceso extraño porque aparece claramente aislado" y esta conducta "choca con la idea de buen operario que tienen de él sus superiores". Agrega que "es significativo que la empresa, tras este hecho, cambió el cristal por uno irrompible, más bien de cara a evitar cualquier accidente".
La sentencia asegura que el trabajador despedido "no sabía las consecuencias que iba a tener su acción" y considera que la rotura del cristal se podría haber producido de una forma "meramente accidental". Además, en la carta de despido la empresa ni siquiera hizo referencia al importe económico de la partida de producción de pizzas que tuvo que ser retirada.
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