La legislación destinada a fomentar las horas extraordinarias, una de las promesas electorales estrella del presidente francés, Nicolas Sarkozy, entra hoy en vigor.
La medida amenaza con ser gravosa para las arcas públicas, ya deficitarias, y suscita dudas entre los economistas sobre su eficacia para impulsar el anémico crecimiento económico de Francia.
Parte del 'paquete fiscal' adoptado el pasado verano, la norma exonera de impuestos y de cotizaciones sociales las horas extraordinarias y prevé que sean pagadas un 25 por ciento más que las normales, incluso en las empresas de menos de 20 asalariados que hasta ahora se beneficiaban de una derogación.
El dispositivo será ampliado a los funcionarios, en virtud de un decreto que debe publicarse próximamente.
La legislación, que encarna el eslogan del conservador Sarkozy 'trabajar más para ganar más', ha sido criticada por los sindicatos y la oposición de izquierdas y asesta un nuevo golpe a la reducción del tiempo laboral a 35 horas semanales, que fue una reforma estrella del gobierno del socialista Lionel Jospin (1997-2002).
El primer ministro, Francois Fillon, indicó la semana pasada que la medida costará unos 5.000 millones de euros al Estado en 2008, según el proyecto de presupuesto para el año próximo.
Pero, cuando defendió la medida ante el Parlamento el pasado julio, la ministra de Economía y Finanzas, Christine Lagarde, calculó que 'en régimen de crucero' su coste sería en torno a la mitad de los 13.600 millones anuales del coste global del 'paquete' de rebajas fiscales.
Para incitar a las empresas a recurrir a las horas extraordinarias, se reducirán las cotizaciones sociales correspondientes.
Teóricamente unos 18 millones de asalariados podrían beneficiarse de la medida, pero la última palabra la tienen las empresas.
Desde que el Gobierno anunció el proyecto en junio pasado, los sindicatos lo han criticado y argumentan que es el empresario, no el trabajador, el que decide las horas extraordinarias.
Además, temen que la medida dé al traste con los acuerdos de modulación del tiempo de trabajo.
Según el Observatorio Unitario de las Políticas Sociales, el aumento del poder adquisitivo será mucho más bajo para la mayoría de los trabajadores que lo anunciado por el Gobierno, y será irrisorio el efecto del dispositivo en la lucha contra el paro, que repuntó en agosto después de dos años y medio seguidos de descenso.
Mientras, entre los parlamentarios de la mayoría conservadora, crece el temor a que sea muy limitado el número de trabajadores que puedan beneficiarse del dispositivo y que la promesa de Sarkozy genere más frustración que beneficiarios.
'Si las horas extraordinarias no están en la cita, la sanción de las Municipales de marzo será radical', ha advertido el presidente de la Comisión de Asuntos Sociales de la cámara de los diputados, Pierre Méhaignerie, del partido conservador gobernante UMP.
Con el argumento de que no se puede esperar al resultado de las negociaciones sectoriales para extender el dispositivo a todos los sectores que lo reclamen, quiere proponer una enmienda al proyecto de financiación de la Seguridad Social para que más trabajadores puedan tener acceso a horas extraordinarias.
El objetivo es que las empresas puedan hacer caso omiso de los acuerdos sectoriales de modulación del tiempo laboral con el fin de que el trabajador perciba más por el trabajo adicional en lugar de ser compensado con tiempo libre.
Esta propuesta abriría une nueva brecha en la ley de las 35 horas de trabajo semanal, de la que Sarkozy ya ha advertido que quiere una nueva flexibilización.
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