Trabajar en sanidad significa trabajar al servicio de los demás. Es prestar ayuda, atención y apoyo al tiempo que se busca la raíz de cualquier problema que afecte al paciente. Es trabajar 365 días al año, 24 horas al día, sin festivos, sin horarios. Porque los enfermos no conocen de fiestas ni de franjas horarias.
Conociendo todos estos contras, son miles las personas que cada día eligen la rama sanitaria para dedicarse en cuerpo y alma a cualquiera de sus especialidades. La falta de personal médico, el envejecimiento de los profesionales, la feminización de la actividad, el desarrollo de la sanidad privada, la especialización e incluso el crecimiento de la industria farmacéutica han hecho que el acceso de universitarios y titulados en FP de las ramas sanitarias sea cada vez más sencillo.
Por extraño que pueda parecer, la falta de personal médico en España es real. A lo largo de los últimos años, los índices de población se han disparado. Aunque el número de nacimientos sigue prácticamente estancado desde hace una década, la llegada de inmigrantes a nuestro país ha provocado un considerable aumento de los habitantes empadronados en cualquier punto de nuestra geografía. Lógicamente, todos ellos precisan atención sanitaria y las plazas vacantes para este tipo de oficios se disparan. Los médicos, los enfermeros, los geriatras y los puericultores son los profesionales más demandados, aunque los especialistas tampoco se quedan atrás.
Nuevos centros
Afortunadamente para todos aquellos que eligen esta profesión, a lo largo de los cinco últimos años se han abierto más de un centenar de clínicas y nuevos hospitales, tanto en la Península como en las islas, Ceuta y Melilla. Ciudades como Madrid o Barcelona ya superan con creces el centenar de centros sanitarios, mientras el resto de poblaciones relevantes les siguen a la zaga.
Por otra parte, el progresivo envejecimiento de los trabajadores sanitarios y la feminización de esta actividad han hecho mella en los índices de personal activo. Las continuas jubilaciones de grandes profesionales han hecho que la urgencia de expertos sea más acuciante. Por si fuese poco, más de la mitad de los empleados sanitarios del país son mujeres. Ellas han copado los principales puestos de responsabilidad, los cargos medios y los escalafones inferiores. Pero ellas son también quienes solicitan en mayor medida las bajas maternales de larga duración o la reducción de jornada por conciliación familiar. Esas bajas, para gran fortuna de quienes precisan un puesto de trabajo, necesitan ser cubiertas por otro profesional.
Del mismo modo, la especialización que cada vez nos acerca más al resto de países europeos requiere un mayor empuje del sector hacia la creación de nuevos puestos de trabajo. Ya no es el mismo sanitario el que se encarga del diagnóstico, de la realización de pruebas y del posterior estudio de las mismas. Ahora un médico examina, un titulado en FP se encarga del radiodiagnóstico, un auxiliar de enfermería nos acompaña y otro doctor se aplica con el tratamiento aconsejado para nuestra dolencia.
Por último, el gran desarrollo de la industria farmacéutica en España y fuera de nuestras fronteras ha supuesto un mayor acceso de profesionales sanitarios al mercado laboral. Químicos, farmacéuticos, auxiliares de laboratorio, técnicos de análisis y médicos son los más demandados por este tipo de sociedades.
Entre las profesiones más novedosas están los recién importados de Estados Unidos Medical Advisor, licenciados en Medicina que se encargan de investigar la elaboración de nuevos preparados farmacológicos, de supervisar su elaboración en un laboratorio y de comprobar la bonanza o no de los mismos. Con sueldos que superan con creces los 90.000 euros anuales, la tasa de desempleo en este sector es casi inexistente, aunque las ofertas laborales no son muy numerosas.
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