La plantilla de Construcciones Mecánicas Marés, empresa situada en Montcada i Reixac (Barcelona), teme que la Generalitat "deje morir" la factoría a pesar de la participación que la administración catalana ostenta en la sociedad a través del 'holding' público Eplicsa.
Según han explicado a Efe fuentes del comité de empresa, los 85 trabajadores de la factoría, que se encuentran en huelga indefinida desde el pasado 3 de octubre, han mantenido reuniones con la gerencia de la compañía y con la directora general de Eplicsa, María del Mar Isla, sin que de momento se haya encontrado ninguna solución para la situación crítica que atraviesa Marés.
El comité de empresa ha asegurado que los trabajadores aún no han cobrado el salario correspondiente al mes de septiembre y sospechan que las nóminas de julio y agosto fueron liquidadas por un cliente de la empresa que, de esta forma, se aseguró que el contrato que tenía podía darse por finalizado.
Sin embargo, actualmente la plantilla no dispone de carga de trabajo y no ha recibido ningún tipo de información sobre el futuro de la empresa.
Construcciones Mecánicas Marés, que ocupa unos 8.000 metros cuadrados en el polígono industrial La Ferreria de Montcada i Reixac -una superficie que los sindicatos afirman que ya ha sido vendida-, fabrica moldes para inyección de plástico y tiene como principales clientes a empresas automovilísticas como Nissan, Seat, Ford y Volkswagen.
Eplicsa cuenta con una docena de empresas participadas, entre las que destacan el grupo siderometalúrgico Comforsa, la sociedad de tintados Fibracolor y el grupo peletero Adobinve y, si se confirma el cese de actividad de Marés, se tratará de la primera compañía con presencia del 'holding' público que acabe quebrando.
Tanto la dirección de Construcciones Mecánicas Marés como Eplicsa han declinado hacer ningún comentario sobre el estado de la empresa, aunque fuentes del sector han asegurado que la Generalitat barajaba dos posibles compradores -un grupo gallego o bien otro catalán- para la parte del capital social que le pertenece, pero esta operación no ha dado ningún fruto.
Ante estas circunstancias, la plantilla tiene claro que sólo quedan dos opciones: o que la administración catalana realice una ampliación de capital o el cierre de la histórica fábrica, que abrió sus puertas en 1952.
Los sindicatos han explicado que desde hace cuatro años la plantilla cobra tarde y de manera fraccionada, y han denunciado que la maquinaria está embargada por la Seguridad Social.
Esta situación no es nueva para el fabricante de moldes mecánicos para el automóvil, puesto que en 2005, cuando la empresa disponía de 150 empleados, ya sufrió un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para recortar gastos.
Asimismo, en 2003 la empresa recibió una inyección económica de 1,2 millones de euros por parte de Eplicsa y un crédito del Instituto Catalán de Finanzas (ICF) por la misma cantidad que debía permitir dar un gran salto adelante y ampliar la capacidad de producción.
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