El reloj de la oficina puede llegar a convertirse en un opresivo corsé. Sobre todo para las madres trabajadoras, que deben invertir su ingenio en lograr compatibilizar ficheros con biberones y, al mismo tiempo, apañárselas para disimular las anti-estéticas ojeras con un buen corrector. El tejido empresarial malagueño -integrado, en su mayoría, por pequeñas empresas con plantillas minúsculas- dificulta la puesta en marcha de medidas conciliadoras. Ante esta realidad, miles de féminas se ven obligadas a tomar el atajo de la jornada parcial. Una modalidad más flexible que ayuda a las mujeres a atender a su familia sin tener que renunciar a su desarrollo profesional.
Los datos facilitados por la delegación del Inem evidencian el creciente peso de este tipo de ocupaciones dentro del mercado laboral. Entre 2002 y 2006 estos contratos aumentaron un 60 por ciento en el conjunto provincial, pasando de 107.286 a 171.804. Por razón de género, el salto es mucho más acusado. Así, si hace cinco años las féminas que tenían jornadas cortas se reducían a 66.483, al cierre del pasado ejercicio sumaban 112.760, casi el doble. Aplicado al total de empleos protagonizados por este colectivo -313.700 a finales de 2006- el dato constata que un tercio de los trabajos desempeñados por malagueñas encajan ya en esta modalidad.
En el caso de los hombres el alza -del 46 por ciento- ha sido más moderada yendo de 40.303 a 59.044. De esta maraña de números se desprende otra conclusión: que casi siete de cada diez contratos a tiempo parcial recaen en mujeres. Expertos consultados ven en esta fórmula una solución para mantener su empleo y a su vez afrontar sus obligaciones domésticas. Eso sí, a costa de ver reducido su sueldo.
Sobre la marcada feminización de estos contratos, Manuel Ferrer, secretario provincial del sindicato UGT, asegura que es fruto de 'la propia estructura de la sociedad, que sigue siendo machista en cuanto al rol de la mujer', sostiene. 'El hecho de que haya una diferencia tan abismal en la distribución de estos empleos por género responde a que son ellas las que siguen soportando el peso de cuidar a la familia y atender la casa', expone Ferrer al tiempo que alerta de que esta realidad puede provocar un retroceso en las posibilidades de promoción y acceso al trabajo en igualdad de oportunidades de las mujeres.
Los jóvenes son el otro colectivo sobre el que más recaen estos contratos pero, como recuerda Ferrer, 'de forma fraudulenta'. 'El problema es que se les paga por cuatro o cinco horas pero luego se les exige que trabajen diez. Como no conocen sus derechos, los malos empresarios aprovechan para explotarles', denuncia.
Por actividad, los datos del Inem demuestran que las inmobiliarias (con 44.999 empleos de este tipo), el comercio (con 20.622) y la hostelería (19.018) concentran la mayoría de estos empleos. La misma estadística indica que los trabajos a tiempo parcial suponen el 23,8 por cientode los ocupados malagueños. En 2002, el porcentaje no pasaba del 20 por ciento -lo que representa un avance de casi cuatro puntos. En España, estos trabajadores representan al 12 por ciento de los asalariados, la menor proporción entre los países analizados por el Euroíndice, con excepción de Polonia. En Holanda, por ejemplo, el trabajo a tiempo parcial representaba el 45,6 por ciento del empleo total.
El Indicador Laboral de Comunidades Autónomas de Adecco señala que más de la mitad de los empleados a tiempo parcial (el 51,5 por ciento) lo escogen personalmente, frente a un 32,1 por ciento que asegura que recurre a este horario por no encontrar otra alternativa. De los que lo disfrutan de forma voluntaria, un 12,9 por ciento lo hace para compatibilizar su actividad con los estudios, y un 26,1 por ciento por razones familiares.
Tal y como manifiesta el indicador de Adecco, en los próximos meses el empleo a tiempo parcial crecerá más rápidamente que los contratos de jornada completa, un 6,5 por ciento y un 2,6 por ciento respectivamente. Y es que las dificultades de conciliación sólo dejan dos opciones a las mujeres trabajadores: buscar un trabajo de este tipo o pedir una excedencia para atender a sus hijos. Una alternativa que en el último año tomaron 1.080 malagueñas, según datos de Trabajo.
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