Los funcionarios de la red francesa de transportes iniciaron el miércoles una huelga nacional de 24 horas para oponerse a los cambios previstos en el sistema de pensiones, la primera prueba de fuego para la agenda de reformas del presidente Nicolas Sarkozy desde que fue elegido para el cargo.
Los trabajadores de la compañía ferroviaria estatal SNCF comenzaron su paro a últimas horas de la tarde, en la víspera de un día nacional de acciones contra las proposiciones de ley del Gobierno de eliminar ciertos privilegios que permiten a una minoría de los trabajadores retirarse antes que sus compañeros.
El Ejecutivo desea que los empleados que cotizan en el conocido como "régimen especial" de pensiones en un escalón equivalente al de los funcionarios y trabajadores del sector privado, aumentando su período de contribución de 37,5 años a 40.
Sarkozy se ha mostrado dispuesto a negociar la mejor forma de lograr este objetivo, pero los sindicados piden un debate más amplio y convocaron la huelga para forzar concesiones por parte del Gobierno.
"El Gobierno debe cambiar su postura o las cosas se pondrán tensas", manifestó a Reuters Remi Aufrere, representante de los trabajadores del sindicato FO.
"Incluso si parte de la plantilla no se plantean continuar (la huelga) el viernes, volverán al paro la semana que viene o el 1 de noviembre, porque no vemos ningún movimiento por parte del Gobierno", dijo.
Se espera que sólo el 10 por ciento de los trenes ofrezcan servicio, y los tranvías y autobuses locales sufrirán interrupciones generalizadas. Los vuelos podrían verse también afectados si los controladores de tráfico aéreo no llegan al trabajo, advirtió la autoridad de aviación civil.
Los trabajadores de las centrales eléctricas y petroleras de GDF y EDF, a los que también podría afectar la nueva normativa sobre pensiones, han decidido también dejar caer sus útiles de trabajo, si bien no se esperan cortes en el suministro de energía.
Las largas protestas de 1995 paralizaron el país e hirieron de muerte al Gobierno entonces conservador, que se vio forzado a abandonar unas reformas similares. Sin embargo, todas las partes han quitado hierro a las semejanzas respecto a hace 12 años.
"Esto no es 1995, es 2007. Francia ha cambiado, los términos del debate, incluyendo las formas del debate político, han cambiado", sostuvo el miércoles el portavoz del Gobierno, Laurent Wauquiez, añadiendo que Sarkozy no daría marcha atrás.
Sarkozy advirtió el martes que no esquivaría las decisiones difíciles que habían evitado anteriores gobiernos, y los sondeos mostraron un fuerte apoyo público a los cambios propuestos.
Los comentarios están cerrados.