El ‘boom’ migratorio de la última década ha colocado a España como el país de la Unión Europea con mayor porcentaje de inmigrantes. Los residentes extranjeros ya suman el 9,9% de la población, 4,48 millones de personas del total de 45,12 millones de habitantes, una proporción superior a la de estados con tradición de acogida como Francia, Alemania o Gran Bretaña. Este fenómeno ha repercutido asimismo en el bienestar español, con un incremento medio de las rentas por habitante de unos 650 euros, y ha fortalecido la cohesión social en un país con elevadas tasas de vejez y escasa natalidad.
Lejos de remitir, la entrada de residentes regulares continuará durante los próximos años. Las previsiones contenidas en el segundo Anuario de la Comunicación del Inmigrante, presentado este miércoles por la editorial Etnia, prevén que en 2025 tres de cada diez conciudadanos – unos ocho millones- podría no haber nacido en España o ser hijos de padres extranjeros, un porcentaje que incluso superaría al del país europeo con mayor proporción de expatriados, Suiza, que en la actualidad suma el 20% de la población.
En la actualidad, Francia (con el 9,6% de inmigrantes sobre 63,4 millones), Alemania (con el 8,9% sobre 82,6 millones) y el Reino Unido (con el 8,1% sobre 60,6 millones) tienen porcentajes inferiores a los de España, según datos de la oficina europea de estadística. Este hecho ha sido posible porque el flujo migratorio de estos países se ha mantenido constante durante la última década, mientras que aquí continúa plenamente activo.
La secretaria de Estado de Inmigración, Consuelo Rumí, explica esta situación como “el fenómeno social más intenso que ha sufrido España en décadas”, que ha repercutido tanto el crecimiento económico nacional como en el desarrollo de los países de origen a través de las remesas, que este año sumará unos 6.250 millones de euros (una cifra equivalente al 0,6% del PIB español).
Realidad socioeconómica
La llegada de inmigrantes no sólo ha variado la composición demográfica. También se han convertido en un motor económico, han dinamizado el empleo, han contribuido al consumo de bienes, ampliado los servicios bancarios, mejorado el bienestar y fomentado la fusión multicultural.
Los indicadores socioeconómicos así lo reflejan. Este año los empresarios contratarán a 250.000 inmigrantes regulares y el número de autónomos extranjeros (198.000) crecerá ocho veces más que el de los nativos. A día de hoy, existen más de 240.000 empresarios inmigrantes que se han beneficiado en buena medida de los microcréditos bancarios.
En cuanto al empleo, ocupan sólo el 3% del mercado laboral activo y el 75% tiene trabajos no cualificados vinculados al sector industrial y/o servicios, cuya característica es la temporalidad y la precariedad, aunque el objetivo a largo plazo es incorporar a esta masa laboral a puestos más capacitados, como ha ocurrido en otros países del entorno.
Sobre el consumo, este año destinarán a la compra de viviendas, coches y todo tipo de bienes unos 40.000 millones de euros, una cifra equivalente al 4,5% del PIB español, y se prevé que siga creciendo durante los próximos años.
Parejas mixtas
En el aspecto demográfico los cambios son iguales de acentuados. Los matrimonios mixtos sumaron el pasado año 34.000, un 16% del total. Los nacidos de parejas mixtas o con los dos padres extranjeros alcanzaron los 80.000, el 16,5%. La tasa de escolarización de los hijos de inmigrantes fue este curso superior al medio millón –el 6,5% del total- y el 13% de los jóvenes menores de 18 años que viven en España son extranjeros o vástagos de extranjeros.
Estos indicadores muestran un cambio acelerado de la faz de este país, lo que hace “inminente” un futuro plenamente multicultural donde será necesario transmitir a la sociedad que la inmigración “no sólo es necesaria para el desarrollo económico, sino que es enriquecedora” cultural y socialmente, señalan los autores del anuario del inmigrante.
Mateo Balín
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