Las patronales Fomento del Trabajo, Pimes y Fepime y los sindicatos UGT y CC.OO. reclamaron el viernes de forma conjunta un decálogo de medidas de impulso de la Formación Profesional (FP) en Cataluña, entre las que destaca la creación de un único organismo que gestione esta enseñanza. El objetivo es incrementar en un 40% los 520.000 alumnos que en la actualidad cursan estos estudios reglados, con el fin de satisfacer la falta de profesionales en un total de 140 oficios que registran déficit de mano de obra especializada.
Los agentes sociales, que trasladarán la semana próxima a la Generalitat sus peticiones, en el marco de la revisión del Acuerdo Estratégico para la internacionalización de la economía catalana, avanzaron la urgencia de definir un modelo de formación profesional de calidad, gestionado por un único organismo con competencias directas sobre la formación profesional inicial, que se realiza tras la ESO, la formación que se da a los parados para que puedan conseguir empleo y la formación continua de los que ya trabajan y desean mejorar sus conocimientos. Las competencias en FP están ahora repartidas entre los departamentos de Educación, Trabajo, Agricultura y Salud. También es necesario abordar una mejora de la percepción social sobre los estudios de FP y lograr así incrementar las vocaciones. Los activos intangibles son la base de la nueva riqueza, según las nuevas teorías del crecimiento, que subrayan que el verdadero motor económico lo constituye el conjunto de capacidades productivas que un individuo adquiere.
Después del consenso generalizado en torno al déficit de infraestructuras que padece Cataluña, el 'hard' de la comunidad, ahora fragua la unanimidad en torno a otro déficit, el del capital humano o el 'soft' de la economía. Una carencia que se pone de relieve en que el 30% de los alumnos de FP abandonan sus estudios y en la falta de flexibilidad para compatibilizar sus prácticas en las empresas.
Fue el economista norteamericano Gary Becker quien desarrolló en 1964 la teoría del capital humano en una visión premonitoria de la sociedad del conocimiento. Aunque a Becker no le llegó el reconocimiento con el Nobel hasta 1992, con su teoría empezó a tomar cuerpo la noción de 'savoir-faire', ahora más conocido con el anglicismo 'know how', que expresa en el terreno económico la idea de un 'stock' inmaterial imputado a las personas.
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