15 de noviembre de 2024
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Una sindicalista sudafricana denuncia la situación de las trabajadoras domésticas en el país

Una sindicalista sudafricana denuncia la situación de las trabajadoras domésticas en el país

La presidenta del Sindicato Sudafricano de Trabajadores Domésticos (SADSAWU), Esther Stevens, denunció en una reciente entrevista concedida a la Confederación Sindical Internacional (CSI) la situación de los trabajadoras domésticas en este país, al tiempo que apostó por la necesidad de sindicalizar a este sector, "uno de los más explotados".

   El SADSAWU cuenta actualmente con cerca de 25.000 miembros, la mayoría de ellos mujeres. Stevens destaca la importancia de estas cifras ya que las trabajadoras "tienen miedo de afiliarse a un sindicato". "Tenemos que explicarles detenidamente hasta qué punto les conviene afiliarse, recordándoles, por ejemplo, las injustas prácticas laborales que tienen lugar cotidianamente en Sudáfrica", indicó.

   "Las trabajadoras que nunca antes asistieron a una reunión sindical, no saben cómo defenderse, desconocen sus derechos, pero al explicárselos, comprenden muy rápidamente la ventaja de afiliarse", detalla.

   "Por ejemplo, en caso de que las despidieran, se limitarían a irse de su trabajo, sin saber que el empleador tiene que pagarles y que no tiene derecho de echarlas de un día para el otro. Esto es así sobre todo desde el cambio de legislación que conseguimos para protegerlas. Tienen derecho de permanecer en el domicilio del empleador durante un mes mientras buscan otro empleo", asegura.

   Aunque la legislación laboral estipula que no se puede trabajar más de 45 horas semanales y que toda hora que exceda ese límite se debe remunerar a un precio más elevado, "no todos los empleadores respetan esa disposición" denuncia la sindicalista, ya que "en la práctica, a la mayoría de las trabajadoras domésticas no se les da franco ni los sábados ni los domingos".

   En cuanto al salario que perciben, SADSAWU está tratando de fijar el mínimo en 1.500 rands mensuales (150 euros), cifra muy elevada de los 950 rands mensuales que perciben en la actualidad. En el caso de las zonas rurales, la cantidad se sitúa en los 600 rands.

   Para poder llegar a este colectivo, el sindicato reparte folletos informativos en los barrios pobres del país. Asimismo, impulsan la formación de pequeños comités callejeros "que distribuyen los folletos puerta a puerta".

TRATADAS COMO SIRVIENTAS.

   La propia presidenta del SADSAWU, que actualmente tiene 59 años, estuvo empleada como trabajadora doméstica desde los los 14 años. "Hasta que empecé a trabajar, no tenía idea de lo dura que era la tarea. Un día, ví que la policía arrojaba gases lacrimógenos sobre manifestantes que se dirigían hacia el Parlamento. No sabía qué sucedía pero había mucha gente. Se dispersaron y les pregunté qué pasaba. Me dijeron que luchaban para conseguir un salario decente, mejor trato para los trabajadores y trabajadoras, etc. Me afilié al sindicato en 1984", recuerda.

   "Aprendí a defenderme en el lugar de trabajo. Ahora se lo enseño a las demás trabajadoras domésticas pero les digo que lo hagan de manera ordenada: en primer lugar, tienen que comunicarle calmamente a sus empleadores que tienen un reclamo que hacerles y después tienen que tratar de llegar a un acuerdo", relata.

   "El problema más grande es que las trabajadoras domésticas generalmente prefieren irse del trabajo sin intentar discutir. Yo les aconsejo que no huyan: hay tantas maneras de proceder. Muchas trabajadoras domésticas no se atreven a decir lo que les pasa" reconoce Stevens, que denuncia que "el empleador todavía no denomina "trabajadora" a la persona que está a su servicio, sigue llamándola "sirvienta" o algo parecido, y a algunas se las hace trabajar como esclavas".

   "Algunos empleadores le dan a una tanto trabajo, sin pensarlo dos veces, ¡que una se pregunta si quieren matarla! Por ejemplo, a veces una trabaja en una casa grande y por experiencia sabe que hacen falta por lo menos dos personas para mantenerla pero el empleador se niega a tomar otra persona.

   Además, no hay que olvidar que la actitud desdeñosa que casi siempre se adopta hacia la trabajadora. En los países occidentales, en general, el empleador le ofrece a una trabajadora por lo menos una taza de té. En Sudáfrica, si ésta se queja, se le responde que para eso se le paga", lamenta.

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