Mujeres en la alta dirección

La carrera profesional de las mujeres en la empresa, la administración y la universidad. Madrid 7, 15 y 21 de noviembre de 2007

En la administración, en la política, en la universidad o en la empresa, la proporción de mujeres en puestos directivos sigue siendo mucho menor de lo que correspondería a su presencia profesional. La única excepción, en nuestro país, es el gobierno de la nación, y solamente él, porque el resto de los órganos directivos de la administración están muy lejos de la paridad.

Mientras que la tasa de actividad femenina es superior al 40%, el porcentaje de mujeres en puestos de dirección, tanto en el sector público como en el privado, no llega al 17%. Si nos fijamos en las 50 principales empresas españolas, según datos de la Comisión Europea, las mujeres presidentes o miembros de Consejos de Administración no llegan al 5% del total. Solamente Italia, de nuestros 24 socios europeos, tiene datos peores.

Las cifras de CEO (Chief Executive Officer) no son más alentadores: el porcentaje de mujeres CEO en esas mismas 50 empresas es… ¡0! ¿Cómo se explica este hecho?

Hay quienes sostienen que la razón está en una decisión de la mujer, que renuncia o limita sus ambiciones profesionales porque prefiere darle un espacio amplio en su vida a otras aspiraciones y ocupaciones, como por ejemplo sus hijos.

Y, en el otro extremo, están quienes defienden que, en su trayectoria profesional, la mujer se encuentra con un tapón que le impide ascender, porque los hombres no tienen ningún interés en compartir el gobierno de las empresas ni de las instituciones, y bloquean activamente, de forma consciente o inconsciente, el acceso de la mujer a puestos en los que sería una competidora.

Las dos explicaciones, por extremas, son bastante caricaturales, aunque seguramente tienen algo que ver con la realidad. Pero ninguna de ellas proporciona respuestas satisfactorias, porque las conductas y las decisiones profesionales se producen en entornos estructurados, y esos entornos permiten mayores o menores grados de libertad, y facilitan o dificultan
determinadas decisiones.

En las organizaciones, los procesos de promoción del personal son el elemento determinante de ese entorno en el que el individuo decide sobre su carrera profesional.

Por esa razón, para explicar por qué hay pocas mujeres en puestos de alta dirección hay que examinar el funcionamiento de los procesos que llevan a las personas hasta esos puestos.

En la administración la promoción está sometida a reglas y procedimientos públicos de aplicación general. En la empresa, en cambio, lo que se valora son las trayectorias y capacidades personales. En la realidad, hay un continuo entre los dos extremos: en la administración, el procedimiento incorpora elementos personales en la provisión de puestos de libre designación, y, en la empresa privada, los criterios de promoción pueden ser uniformes y estar formalizados en un convenio colectivo.

A pesar de estas diferencias, los resultados cuantitativos en lo que respecta a la promoción de las mujeres a los puestos directivos son muy similares. Quizás en la administración pública la progresión profesional de la mujer sea mayor que en la empresa privada, pero el equilibrio entre hombres y mujeres se pierde a medida que se asciende en el nivel de responsabilidad.

El objetivo de estas jornadas es analizar por qué sistemas tan diferentes producen resultados similares y explorar el potencial de las nuevas tecnologías de la información para redibujar el contexto en el que se concibe y se desarrolla la carrera profesional.

Las jornadas se celebrarán en Madrid en la sede de la EOI, Avenida Gregorio del Amo, 6.