Los países de la Eurozona pueden conseguir que sus diferenciales de inflación y crecimiento sean menos persistentes si favorecen la flexibilidad en la fijación de los salarios y precios, y apuestan por tener unas cuentas saneadas, según un estudio de la Fundación de Cajas de Ahorros (FUNCAS).
Esta es la principal conclusión a la que llegan José Manuel Gómez-Páramo, miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo, y Pablo Hernández, del Banco de España, en un artículo publicado en el último número de 'Papeles de la Economía Española' de FUNCAS.
Ambos explican que los diferentes niveles de inflación y crecimiento económico entre los países de la zona euro no son elevados, pero sí persistentes.
Esto, afirman, podría constituir un 'obstáculo' para conseguir un crecimiento estable y sostenido y un empleo de calidad en toda el área monetaria.
En el artículo, titulado 'Unidad en la diversidad: políticas macroeconómicas para un crecimiento estable en la Unión Monetaria Europea', sostienen que hay varios factores que explican esos diferenciales.
En primer lugar, destacan que, al adoptar el euro, los países con más inflación vieron cómo sus tipos de interés se redujeron de forma 'significativa' y sus mercados financieros experimentaron una mayor integración con los de otros países del área de la moneda única.
Ambos fenómenos, precisan, contribuyeron a incrementar la demanda interna en esos países, lo que provocó un alza de los precios, especialmente de los bienes no comerciales y los servicios.
Las diferencias estructurales entre los países que adoptaron el euro como moneda son otros de los factores que explican la existencia de los citados diferenciales.
Otra de las causas, apuntan, reside en las 'rigideces' a la hora de fijar los precios y salarios.
Así, la economía de la zona euro debe tener capacidad de ajuste para protegerse de posibles perturbaciones, pero si no se actúa con rapidez, se producen distorsiones en los precios que hacen que los diferenciales persistan.
Respecto a los salarios, sostienen que las cláusulas de revisión salarial ligadas a la evolución de los precios, -mediante las que se fijan los sueldos en muchos países de la zona euro- están entre los principales factores que explican los diferenciales de inflación.
Para conseguir un crecimiento más estable y sostenido, los gobiernos de los países de la Eurozona deben seguir fomentando la existencia de un marco legal y regulador más homogéneo para sus finanzas y la consolidación del sector bancario.
De esta forma, se reduciría la volatilidad del consumo y la política monetaria se transmitiría más eficientemente.
También defienden que se aumente la flexibilidad en los mercados de trabajo y en la fijación de salarios y precios, de forma que se adapten con rapidez a las condiciones económicas en la zona euro.
Por lo que se refiere a la política fiscal, instan a lograr unas finanzas públicas 'saneadas' que impidan incurrir en déficit 'excesivamente' elevados.
Por último, se anima al BCE a velar por mantenimiento de un nivel de precios estable, lo que aumenta la transparencia de los mercados y contribuye al ajuste de los precios relativos.
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