La integración laboral auténtica empieza cada mañana cuando suena el despertador y arranca otra jornada de trabajo con alegrías y dificultades. Para muchas personas discapacitadas, será de verdad un día laborable más, al contar con un trabajo remunerado que les permite cobrar una nómina de la que viven, pero aún para la gran mayoría la posibilidad de hallar un empleo resulta cada vez más lejana y difusa.
En la provincia de Palencia, un amplio estudio elaborado por Fundosa Social Consulting sirve de radiografía para conocer la situación laboral de los discapacitados, aunque algunos datos y apreciaciones que figuran datan del 2003. En esa fecha, la consultora cifraba en algo más de 6.100 los discapacitados de la provincia de Palencia en edad de trabajar -desde los 16 a los 64 años-, con un certificado de minusvalía igual o superior al 33 por ciento. En términos porcentuales, significa que en Palencia de cada cien personas en edad laboral, el 5,5 por ciento padece alguna minusvalía. El número de discapacitados de todas las edades es de 12.717, según la Gerencia de Servicios Sociales de la Junta.
La realidad laboral de los minusválidos es compleja y sombría. En torno al 45 por ciento de los discapacitados en edad de trabajar y con una minusvalía igual o superior a un tercio tiene empleo, con un predominio de los hombres respecto a las mujeres. ¿Y en qué trabajan? Como el resto de los palentinos, en lo que pueden. La estadística del Servicio Público de Empleo de la Junta del pasado mes revela que 413 discapacitados viven actualmente de un trabajo en los diez centros especiales de empleo abiertos en la provincia.
En Palencia, más
La actividad de los centros especiales de empleo no significa que el resto de los minusválidos en edad de trabajar carezcan de una ocupación, sino que Palencia es una de las provincias donde más se ha desarrollado este tipo de trabajo protegido para las personas con una minusvalía reconocida de sus facultades físicas o intelectuales. 'Los centros especiales de empleo nos han ofrecido una gran oportunidad para trabajar y poder ganarnos la vida', explica con satisfacción Florencio de Cea, encargado de que funcione la actividad laboral en Inválidos Reunidos (IR), fundado por Cáritas en la década de los años setenta, y dedicado a la tapicería desde hace 34 años.
La empresa privada es uno de los destinos laborales de la mayoría de los discapacitados que consiguen un empleo especial. Concretamente, en el estudio de Fundosa se considera que el 43 por ciento de todos los que trabajan lo hacen como trabajadores por cuenta ajena, mientras que el grupo de autónomos no llegaría al 4 por ciento. Por su parte, la Fundación Once acoge actualmente a 55 vendedores en la capital y provincia de Palencia con discapacidad visual y física que tienen un contrato de trabajo. La economía sumergida existe, aunque representa un porcentaje residual del 3 por ciento.
El desempleo supone un grave problema añadido para el grupo de discapacitados: hay más de 300 inscritos como demandantes de un empleo -324 sólo en la capital, según el Ecyl-, y 278, de acuerdo con el Servicio Público de Empleo Estatal, que estima que el porcentaje de minusválidos parados no llega al 5 por ciento del total de todo tipo de demandantes.
A juicio de los expertos, las cifras de paro esconden parte de la realidad de los discapacitados, debido a que algunos de los que buscan empleo prefieren ocultar sus limitaciones en la creencia de que les perjudicará. Eso explicaría, por ejemplo, que la Fundación San Cebrián tiene 900 apuntados en busca de un empleo especial, más del doble de lo que marcan las cifras oficiales.
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