Una mesa redonda, varios informes y media docena de personas discutiendo y tomando café compulsivamente. El pan nuestro de cada día en las empresas: las reuniones de trabajo. Un rito diario que, a menudo, termina en la nada, en conversaciones bizantinas y en proyectos varados durante meses.
Muchos ejecutivos que cada día abandonan las salas de sus empresas desquiciados por no llegar a acuerdos tal vez le agradezcan a Arne de Vet, un economista holandés de 35 años, el contenido de su tesis. Este consultor de administración y estrategia se ha propuesto rentabilizar estas reuniones y hacerlas productivas.
Por ejemplo, aconseja hablar menos para estimular la innovación. Puede parecer un poco contradictorio que en una reunión trabajo, pensada para poner ideas en común, se hable menos, pero de Vet cree que al hablar y pensar al mismo tiempo se reduce la creatividad del grupo. Explica que "esta tarea múltiple" requiere mucha capacidad cerebral, sobre todo para quienes son sensibles a las opiniones de sus compañeros y les resulta difícil ajustar su argumento a ellas.
En esta misma línea, Arne de Vet, que ha estudiado la literatura psicológica social y cognitiva de los últimos 30 años y el comportamiento de más de 400 personas, recomienda interrumpir la conversación cada cierto tiempo para pensar en silencio. Cinco minutos sin que nadie hable durante una reunión de tres cuartos de hora puede duplicar, según sus conclusiones, el número de ideas del grupo, especialmente cuando entre ellos se encuentra una persona introvertida.
Pistas y consejos para que la tormenta de ideas (brainstorm) que suele caracterizar una reunión de trabajo no termine por dejar en papel mojado los nuevos proyectos empresariales que se quieren lanzar.
Los comentarios están cerrados.