'Es muy difícil encontrar a alguien de aquí que quiera trabajar en la hostelería', comenta el propietario del bar El Dólar, situado en pleno centro de Vitoria. El popular local hostelero es uno de tantos que emplea a personas inmigrantes. Tiene a una persona extranjera de ayudante en la cocina. 'Las condiciones laborales del sector se han mejorado mucho. Ahora se libra un fin de semana al mes, pero la gente de aquí no quiere este trabajo', recalca. El comentario pone de manifiesto un fenómeno ya visible. Son cada vez más las personas -sobre todo latinoamericanas- que atienden las barras de bares y cervecerías, trabajan en sus cocinas o limpian los locales. De los 5.000 empleos que mueve el sector en Vitoria, alrededor de un 25 por ciento tiene rostro extranjero.
El dato lo proporciona la Asociación de Empresarios de la Hostelería de Álava. Su director laboral, Pedro Castellanos, es tajante. 'Demandamos mano de obra y, al no conseguirse con trabajadores de aquí, se contrata a inmigrantes. El sueldo medio -añade- es de 16.800 euros brutos anuales para un joven de 18 años sin experiencia. Yo creo que no está nada mal, pero la gente de aquí lo quiere es trabajar en Mercedes, Michelin, Gamesa o en el Ayuntamiento'.
Castellanos detalla que la tendencia es situar a personas de origen latino en las barras por su proximidad cultural y el conocimiento del idioma, mientras que en las trastienda están cada día más mujeres magrebíes. Además, llama la atención sobre un nuevo fenómeno: los inmigrantes que empiezan a regentar negocios de hostelería. Un ejemplo: una colombiana, Marcela Bermúdez, se ha puesto al frente del Antiguo Felipe, que acaba de reabrir sus puertas.Y lo hace desde un total respeto a la gastronomía vasca.
Al igual que la hostelería, también se escuchan acentos muy diferentes entre los trabajadores que levantan los pisos de los nuevos barrios, las dependientas, cajeras y reponedoras de los supermercados, los repartidores, los temporeros del campo, las empleadas de hogar y las trabajadoras que atienden a ancianos dependientes. Todos estos sectores son cada día más mestizos. Así lo pone de manifiesto el Observatorio Ocupacional del Inem en Álava, que maneja una estadística de inmigrantes que consiguieron un trabajo entre octubre de 2006 y el pasado mes de septiembre.
A lo largo de estos doce meses, las diferentes oficinas del Inem contabilizaron 139.650 contratos. De éstos, 25.425 tuvieron como destinatarios a extranjeros, lo que supone un 18,2 por ciento de los acuerdos laborales realizados. Este porcentaje, que duplica la tasa de Guipúzcoa y supera en siete puntos la de Vizcaya, triplica el peso que la inmigración tiene en el conjunto de la provincia.
Del total de contratos, el 70,6 por ciento correspondieron a hombres. El grupo de edad mayoritario -casi el 40 por ciento- se sitúa entre los 30 y los 39 años. El abanico de nacionalidades es muy amplio al contabilizarse hasta 134 diferentes. De acuerdo a su peso en el conjunto de la población, los portugueses -con 4.316 contratos- lideran la estadística, seguidos de colombianos, marroquíes, ecuatorianos y argelinos.
Los comentarios están cerrados.