En su larga y cruenta travesía hacia la renovación, el sector textil ha perdido algo más que empleo. Empresarios catalanes aseguran que esta árdua transformación le ha costado también a esta industria un 'importante desgaste de imagen', lo que ha frenado muchas vocaciones. Los empresarios textiles llevan años denunciando la falta de 'ingenieros' del ramo, aunque en estos tres últimos años el problema se ha agudizado. A efectos de mercado, la situación ha llegado a límites insostenibles, lo que ha obligado a empresas y académicos -oferta y demanda- a replantear el futuro del negocio.
En Cataluña, cuna histórica del sector, y donde se localiza el 40 por ciento del textil español, sólo hay un centro que imparta estudios superiores de ingeniería textil, la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica del Textil de Terrassa (Barcelona), que depende de la Universitat Politécnica de Catalunya (UPC). Anualmente, este centro oferta entre 25 y 30 plazas de las que, desde hace cursos, sólo se cubren diez. La problemática es especialmente preocupante si se tiene en cuenta que la demanda de este tipo de profesionales no ha menguado sino todo lo contrario.
Así, según informaron fuentes del sector, las grandes empresas y cadenas de distribución solicitan anualmente unos 60 profesionales, mientras que el horno académico español sólo ofrece una treintena -diez de ellas proceden de Cataluña-. Este desajuste entre oferta y demanda ha hecho que en los últimos años, los grandes empresarios del sector tengan que recurrir a especialistas de fuera. 'La parte que le da valor añadido al sector, que es la ingeniería, el I+D, viene de fuera. Es como si el textil catalán hubiera perdido su pedigrí, su denominación de origen (D. O.)', afirmó Feliu Marsal, responsable del Centro de Innovación Tecnológica de Terrassa (Barcelona) y profesor del departamento de Ingeniería Textil de la Universitat Politécnica de Catalunya (UPC). Los empresarios textiles denuncian desde hace años un déficit grave de ingenieros que, según afirman, 'se ha acentuado con el impacto de la globalización'. Los profesionales del sector consideran que tras la apertura de las fronteras comerciales la imagen del sector ha resultado gravemente dañada y exigen que 'se le devuelva el prestigio perdido'.
Oportunidad para el sector 'Los jóvenes, los que podrían dar un vuelco a esta preocupante situación tienen la impresión de que la industria textil es para países en vías de desarrollo. No entienden que ahora hay una oportunidad importante de renovar el sector y depurarlo, que el textil es mucho más que la confección', precisó Marsal. A su entender, la pérdida de empleo en el negocio -como consecuencia del impacto de la globalización y la apertura de las fronteras comerciales-, que ha hecho que la confección se traslade a países con precios más competitivos como China, India o Marruecos, ha restado 'savia nueva' al sector. Esta imagen distorsionada del textil no coincide, según precisó el experto de la Universitat Polit_cnica de Catalunya (UPC), con la realidad, ya que, según dijo 'los titulados en ingeniería textil, además de unos de los más buscados, son unos de los que cobran mejor'.
Según datos que maneja el Centro de Innovación Tecnológica del Textil en Terrassa, un licenciado en estos estudios puede llegar a cobrar más de 72.000 euros anuales, 'muy por encima de lo que cobran la media de licenciados'. El director del Centro de Innovación Tecnológica del Textil de Terrassa está convencido de que la raíz del problema es cultural. 'El textil no es Zara', indicó Feliu Marsal. Falta gente dispuesta a salir fuera. Por su parte, el presidente del grupo Pulligan, Joan Canals, uno de los empresarios que dan fe de esta escasez de ingenieros, asegura que a este problema acuciante se suman otros como la 'nula predisposición de los profesionales del sector a salir al exterior'.
'Hacen falta más personas jóvenes dispuestas a salir fuera de España. Cuando arrancamos un proyecto en el extranjero y pedimos a la gente que se encargue de arrancarlo la respuesta en la mayoría de los casos es negativa', indicó a este diario el empresario. Según indicó, esta situación se produce básicamente porque la actual legislación de pensiones y fiscal no favorece en absoluto que la gente asuma compromisos en el exterior'. Estos dos problemas -la falta de ingenieros y la falta de gente dispuesta a asumir proyectos en el exterior-, conlleva una tercera dificultad asociada, que es el progresivo envejecimiento de las actuales plantillas en el sector textil. 'No sé que haré cuando se jubilen mis trabajadores', dice Canals. Los empresarios del sector aseguran que la escasez de ingenieros autóctonos les obliga a recurrir a expertos de fuera
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