El ex ministro de Industria y Energía y de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, apostó ayer por la promoción de la formación y de la inversión extranjera en un territorio "virgen" como es el país alauita, con el objetivo de, no sólo obtener ventajas empresariales, sino también de favorecer el desarrollo de la zona, frenando la inmigración.
En su intervención en la conferencia 'La Inversión directa en el extranjero: El caso de Marruecos', organizada por la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), subrayó que los españoles son los primeros interesados en promover la formación del capital humano en Marruecos, no sólo por las ventajas que pueden suponer para el empresariado que pretenda invertir en la zona, sino también para combatir la inmigración.
El ex ministro señaló que Marruecos debería ser uno de los principales socios de Andalucía en el ámbito económico y cuyos empresarios con objetivos en el extranjero "tendrían que aprovechar las líneas abiertas en estos momentos, con el objetivo de favorecer el desarrollo del país alauita y de un mundo en el que las fronteras son cada vez menos importantes".
Destacó que es un país con posibilidades, aunque el mercado laboral es negativo, ya que tiene gran rigidez, grandes costos por despido, además de contar con un 48% de analfabetismo, una cifra que calificó como "muy inquietante", y que provoca que los empresarios tengan que invertir en formación allí.
Sin embargo, calificó Marruecos como un territorio "aún virgen" y con posibilidades que recibe actualmente un tercio de las inversiones extranjeras del norte de África, que cuenta con la quinta parte de los inversores que deciden apostar por el continente asiático.
Del total de las inversiones realizadas por los países emergentes fuera de sus fronteras, Asia recibe el doble de inversores que América Latina, cuya cifra de negocio extranjero es cuatro veces superior al que se destina a África.
Además, de las inversiones realizadas en el país alauita el 42% proviene de Francia y el 21% de España. De estas inversiones, el 66% se destina a los negocios tabaqueros, el once% a las telecomunicaciones y tan sólo el cinco% a la alimentación.
Asimismo, el "principal problema del país", añadió, radica en su "importante incertidumbre" a medio plazo "al no existir una política clara por parte de las autoridades", una situación que sólo los contactos con el exterior y la modernización puede minimizar.
Solchaga agregó que, a pesar de ser un territorio con un buen crecimiento, en torno al cinco%, necesita procesos de industrialización, además de la aplicación de incentivos fiscales, ya que los que tiene actualmente no son "especialmente ventajosos" con los del resto del países con los que compite.
Además, apuntó a un sistema de transportes deficiente, con malas carreteras y unos medios ferroviarios y aeroportuarios escasos, aunque destacó su buen sistema de puertos, que se verá complementado con la construcción del próximo puerto de Tánger.
En su discurso, apuntó la necesidad de que Marruecos identifique áreas estratégicas, redefina sus incentivos fiscales y fomente los proyectos de riesgo compartido con los inversores extranjeros. A pesar de todo, "Marruecos es un país donde existen oportunidades y se pueden hacer muchas cosas", concluyó.
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