La formación profesional ya es una prioridad política y presupuestaria. El Govern, encabezado por el president, José Montilla, y los consellers de Educació, Ernest Maragall, y de Treball, Mar Serna, presentó ayer en un acto multitudinario el plan de FP 2007-2010, dotado con 108,3 millones. El objetivo es acercar los cursos a las necesidades de las empresas con ayudas económicas y becas para captar a un 40% más de alumnos.
Entre las 38 medidas destacan las del bloque de adaptación de la FP a las nuevas necesidades de la economía catalana, que recibirán 92 millones. Dentro de este apartado, se destinarán 3,6 millones a becas, 28 millones a propiciar la transición de los estudiantes a la vida laboral y otros 20 millones para absorber el incremento de alumnos. En el 2006, había 526.000 beneficiarios de los cursos, de los cuales 76.000 son propiamente de FP y el resto de formación continua y parados.
DIFERENCIAS CON EUROPA
Otro paquete de medidas pretende flexibilizar los estudios para permitir el salto a la universidad y a poner en marcha centros de formación integrales para estudiantes de FP, parados y trabajadores en activo. Además, el Govern dedicará 7,1 millones a mejorar la imagen social de la enseñanza secundaria y afrontar la escasez de titulados en FP (un 24% de los activos frente a un 44% en los Quince) y el superávit de universitarios (34% frente a 28% en Europa).
Por segundo día consecutivo y después de dos informes críticos, Montilla centró su agenda política en la formación. "No estamos donde aspiramos a llegar en calidad y cantidad en el sistema educativo", reconoció, para añadir a continuación una velada crítica a CiU: "Los déficits acumulados, al igual que en las infraestructuras, se deben a la falta de previsión y de inversiones".
Los sindicatos y las patronales apoyan el plan, pero creen que se queda corto. El líder de CCOO, Joan Coscubiela, criticó "las rutinas, la resistencia al cambio y los intereses creados".
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