La empresa Delphi de Tarazona (Aragón), dedicada a la fabricación de cableado para vehículos y que actualmente cuenta con 320 trabajadores, 80 de ellos procedentes de la Ribera, está al borde del cierre. La dirección ha propuesto a la plantilla su baja voluntaria a cambio de jugosas indemnizaciones.
Los trabajadores tienen hasta el día 5 de diciembre para comunicar su decisión. La empresa ha asegurado que, en el caso de que las bajas alcancen el 74% del total de la plantilla, se cerrará la planta. Sin embargo, los sindicatos consideran que se trata de un cierre encubierto que busca implicar a los trabajadores.
Dada la cercanía de Tarazona con la Ribera -está a poco más de 20 kilómetros de Tudela- cuenta con alrededor de 80 trabajadores de la comarca, sobre todo de Ablitas, Cascante, Murchante, Tudela, Fontellas y Ribaforada. Hace poco más de un año, llegó el primer aviso importante. La dirección ha repetido el ofrecimiento que ya realizó hace un año.
Entonces, inició un expediente de regulación de empleo para despedir a 250 trabajadores. Abrió una lista de bajas voluntarias, a cambio de indemnizaciones de 85 días por año trabajado sin límite de antigüedad. Finalmente, dejaron la planta 270 personas, entre ellas unas 100 procedentes de localidades riberas. La empresa aseguró en su día que la razón era un cambio en su actividad, que pasaría de fabricar el cableado en serie a ser centro de recambios en Europa. Se preveían al menos cinco años de actividad, pero, al final, no ha sido así.
Sin embargo, la situación de Delphi no ha mejorado, sino todo lo contrario. El 27 de noviembre, la dirección comunicó a los trabajadores las pérdidas que estaba generando la planta de Tarazona y volvió a proponer a la plantilla su baja voluntaria con unas condiciones muy similares a las del anterior expediente de regulación: 85 días por año trabajado hasta el 31 de diciembre de 2006, y 45 días a partir de enero de 2007 acumulables a lo anterior.
"Engañados"
La empresa ha dejado claro que aceptará todas las bajas que se presenten y que si alcanzan más de 74% cerrará la planta a la mayor brevedad. "Dicen que si el 26% decide quedarse continuarán con la actividad, pero claro, no dicen para cuánto tiempo ni en qué condiciones. Esto es un cierre encubierto decidido unilateralmente y camuflado con la voluntariedad de los trabajadores. No nos creemos de ninguna manera que vaya a seguir la actividad si se llega a esa cifra. Nos sentimos engañados y tras dos veces en dos años la gente tiene claro que esto no tiene salida. Tuvieron años buenos, se han llevado el dinero y ahora nosotros nos quedamos aquí sin nada", explicó el presidente del comité de empresa, Javier Alegría (UGT).
Alegría reconoció que los problemas económicos de la empresa "son reales" y no quiso aventurar cuántos trabajadores se acogerán a la oferta, aunque, por los testimonios recogidos, todo hace indicar que será la mayoría de la plantilla y que el cierre es irrevocable. "La empresa ha dicho que si se supera el 74% acelerará al máximo el cierre", dijo.
La plantilla tiene una media de edad de 38 años y medio y una antigüedad de más de 10 años, aunque Alegría destacó que el mayor problema se centra en una quincena de trabajadores de entre 52 y 53 años y en las mujeres, que superan el 40% de la plantilla.
El presidente del comité no tiene ninguna esperanza de que el problema pueda solucionarse. "A partir del día 5 nos pondremos a trabajar en alternativas industriales para buscar opciones de reindustrialización, en colaboración con las fuerzas políticas municipales de Tarazona", dijo.
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