La Universidad Politécnica vive inmersa en un carrusel de exámenes, y eso que no estamos ni en febrero ni en junio ni en septiembre, los meses clásicos donde los estudiantes se enfrentan a duras pruebas teóricas y prácticas. De hecho, quienes están haciendo o estudiando para afrontar estas evaluaciones no son alumnos, sino trabajadores de la institución y de fuera de ella. ¿Por qué? Porque la Politécnica está llevando a cabo el proceso para cubrir las 240 plazas incluidas en la mayor oferta pública de empleo de su historia.
Desde junio pasado, los responsables universitarios vienen, por un lado, completando las diversas fases de cada oposición (y, en total, hay previstas 45), y por otro publicando en el Boletín Oficial del Estado (BOE) nuevas convocatorias. Las primeras pruebas para cubrir empleos empezaron el pasado 14 de junio, cuando 85 aspirantes compitieron entre sí por tan sólo cuatro plazas de ayudante de archivos y bibliotecas.
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