El enfriamiento que experimenta desde hace meses la construcción está impulsando a muchos obreros que no encuentran trabajo en empresas a establecerse como autónomos.
Más de 30.000 han pasado en el último año de ser asalariados a organizarse por su cuenta, según datos ofrecidos ayer por el secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granado. El dato coincide prácticamente con el aumento del paro registrado en las actividades ligadas al ladrillo.
El trasvase obedece, según Granado, a dos motivos. El primero es que muchos trabajadores que tradicionalmente se dedicaban a la construcción por cuenta propia han aceptado en los últimos años suculentas ofertas de empresas. Y ahora, con el declive, vuelven a su actividad. El segundo motivo es que rumanos y búlgaros, que han entrado con fuerza en España, no pueden trabajar, pero un vacío legal les permite establecerse como autónomos. Aunque no dispone de datos, el ministerio duda de que el mayor número de autónomos en construcción responda a que las empresas obligan a los trabajadores a cotizar por este régimen para ahorrarse costes.
Más allá de los autónomos, el paro sigue reflejando la desaceleración económica. En el último año, 71.309 personas nuevas han engrosado las listas de los servicios públicos de empleo, según los datos conocidos ayer. Se trata del peor noviembre desde 2002. Tampoco la evolución respecto a octubre (45.896 más) resulta halagüeña; es la más abultada desde 2003. La subida afecta sobre todo a hombres (el 80%) del sector servicios o de la construcción. El único colectivo que escapa a las alzas del paro es el de jóvenes menores de 25 años.
Al tiempo que el desempleo aumenta, los contratos caen (un 4% en el año y un 16,7% en el mes). El descenso afecta levemente a los temporales y con mucha más fuerza a los fijos. Trabajo advierte de que la comparación resulta desfavorable porque en la segunda mitad del año pasado se dispararon las conversiones de contratos temporales en fijos, pues hubo una bonificación extraordinaria.
También la afiliación a la Seguridad Social pierde ritmo. En el último mes, la media ha aumentado sólo en 21.475 personas (algo menos de medio millón en el último año), hasta sumar 19,3 millones de cotizantes.
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