El gobierno británico anunció ayer una serie de nuevas regulaciones para los inmigrantes que desean trabajar en Gran Bretaña, dando prioridad a los altamente capacitados y dificultando la radicación del resto. Las nuevas condiciones se deberán cumplir a partir del próximo año e incluirán un sistema de puntuación.
Bajo ese plan, los inmigrantes altamente calificados, con inglés fluido, tendrán prioridad para trabajar, trayendo a su familia y pudiéndose establecer en un plazo de cinco años.
Pero el resto de los inmigrantes, sin o con bajas calificaciones, tendrán más dificultades para trabajar en el país y no contarán con derechos de permanecer en suelo británico o pedir la ciudadanía.
Con el nuevo sistema, los inmigrantes no comunitarios necesitarán al menos 75 puntos para ser considerados para una visa de trabajo.
A aquellos que buscan trabajar en restaurantes, bares, pubs o servicios domésticos, como tareas de limpieza o cuidados de niños, sólo se les autorizará la entrada si existen puestos específicos por períodos limitados, aunque luego se les pedirá que abandonen Gran Bretaña.
El gobierno, para asegurarse que esos trabajadores dejen el país les pedirá sus pasajes de avión de regreso, deberán someterse a información biométrica y entregar un depósito que será devuelto a su salida.
El nuevo sistema también dará más puntos a los inmigrantes jóvenes que cobraban altos salarios en sus empleos previos. Los inmigrantes enfermeros, maestros y plomeros, podrán viajar a Gran Bretaña sólo si sus trabajos son necesitados en el mercado laboral.
En tanto, los médicos, ingenieros, empresarios y expertos en tecnología, serán los que obtendrán más puntos y podrán arribar a Gran Bretaña sin trabajo para buscar por un empleo.
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