Los ministros de Trabajo de la Unión Europea fracasaron de nuevo ayer, tras tres años de debates, en el intento de llegar a un acuerdo sobre la norma comunitaria que regula el tiempo de trabajo. Esta directiva enfrenta a los países que reclaman una mayor flexibilidad laboral, encabezados por Reino Unido y Alemania, contra los que quieren acabar con la excepción ('opt-out') que permiten trabajar más de 48 horas semanales, liderados por España e Italia.
El ministro portugués de Trabajo y presidente de turno del Consejo, José António Vieira Da Silva, admitió que, pese a que se habían logrado "progresos durante el debate", todavía quedan "puntos pendientes" que impiden un compromiso, entre los que citó las condiciones para recurrir al 'opt-out'. "Estoy seguro de que en 2008 podremos llegar a un acuerdo y superar este impasse", señaló Vieira Da Silva.
Menos optimista se mostró el comisario de Empleo y Asuntos Sociales, Vladimir Spidla, que amenazó con retirar la directiva, una posibilidad que fue rechazada por la mayoría de las delegaciones.
Casi todos los Estados miembros se mostraron de acuerdo con la propuesta de la presidencia portuguesa de seguir vinculado la negociación de la directiva sobre tiempo de trabajo con la de la norma sobre los trabajadores cedidos por empresas de trabajo temporal, que se encuentra también bloqueada.
El secretario general de Empleo, Antonio González, dijo que España apuesta por "seguir trabajando" y evitar que "se vacíe el contenido de la norma" sobre tiempo de trabajo. A su juicio, esta norma es importante para avanzar en materia de seguridad y salud en el trabajo y conciliación de la vida familiar y laboral al tiempo que se garantiza la competitividad de la economía europea. González aseguró que apoya el enfoque de Lisboa de tratar al mismo tiempo esta directiva y la de trabajadores temporales.
Un número reducido de delegaciones, especialmente los países nórdicos y algunos de la ampliación, pidieron a la presidencia portuguesa continuar los debates durante la tarde y la noche del miércoles para tratar de cerrar ya un acuerdo, pero su petición fue desoída.
La última propuesta de compromiso elaborada por la Presidencia portuguesa se sitúa más cerca de las posiciones de Reino Unido que de España, ya que consagra el 'opt-out' y eleva el tope máximo de tiempo de trabajo a 60 horas semanales. A cambio, Portugal pretendía que Londres diera su visto bueno a la norma sobre trabajadores cedidos por empresas de trabajo temporal, que se encuentra bloqueada desde 2002 y que también se tratará de aprobar en el Consejo de Empleo de ayer.
La delegación española, con el apoyo de Francia, Italia, Grecia y Chipre, ya logró en noviembre de 2007 bloquear la renovación de la directiva sobre tiempo de trabajo porque no fijaba una fecha para acabar con el 'opt-out', lo que a juicio de estos países es incompatible con la Europa social.
Por lo que se refiere a la norma sobre las condiciones de trabajo de los trabajadores cedidos por empresas de trabajo temporal, el principal punto de desacuerdo es a partir de qué momento se debe garantizar una igualdad de trato salarial con los empleados de la compañía de destino. La propuesta de compromiso de Portugal obliga a introducir esta igualdad de trato como máximo seis semanas después de que los temporales empiecen a trabajar.
Reino Unido, con el apoyo de Alemania, exige que la equiparación se conceda tras un plazo de seis meses. De lo contrario, sostiene Londres, los empresarios se enfrentarán a un incremento de costes y se reducirá la flexibilidad laboral. Esta norma no afectaría en ningún caso a España porque la legislación nacional ya garantiza la igualdad de trato desde el primer día.
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