Una de cada cuatro personas empadronadas en la capital vizcaína está amenazada por la pobreza, en situación 'límite' para afrontar el nivel de gasto que la sociedad actual requiere. Pese a que, en el conjunto del País Vasco, los ingresos medios por hogar ascienden a 25.217 euros -cantidad que sitúa a Euskadi en el tercer lugar de España-, un 25,2 por ciento de los bilbaínos se ve afectado, literalmente, por 'el riesgo de ausencia de bienestar'; o lo que es lo mismo, tiene muchas dificultades para llegar a final de mes, según se desprende del último anuario socioeconómico presentado ayer por la sociedad municipal Lan Ekintza y el Observatorio Metropolitano.
Su portavoz, Marisa Lazkano, explicó que hay 'dos niveles para medir la pobreza'. Y uno de ellos es la ausencia de bienestar, a la que se enfrentan quienes, por ejemplo, no disponen de vivienda, no tienen coche o ni siquiera pueden permitirse un televisor. Bienes y servicios considerados de primera necesidad y que para la cuarta parte del censo de la ciudad representan un lujo.
El volumen de renta es el que establece lo que podría definirse como umbral de la pobreza. Según el estudio sobre desigualdades sociales llevado a cabo por el Gobierno vasco en 2004, la radiografía común del estado de necesidad retrata a una familia formada por tres miembros que sólo cuenta para sobrevivir con unos ingresos mensuales por debajo de los 900 euros. Al hablar de pobreza como tal, la imagen es muy parecida. La diferencia la marca la cantidad de dinero de la que se dispone para salir adelante, que en este caso ya ni siquiera alcanzaría los 600 euros. El perfil de los ciudadanos que viven en esta frontera se corresponde mayoritariamente con el de una mujer, menor de 45 años, desempleada, monoparental e inmigrante.
En la capital vizcaína son alrededor de 36.500 hogares y 90.000 personas las que apenas pueden permitirse afrontar los gastos más comunes del día a día. Darse un capricho resulta impensable. De hecho, según reveló Jon Sustatxa, actual concejal de Empleo, Juventud y Deportes, pero hasta este mandato responsable del área de Acción Social en la Corporación bilbaína, la cifra de perceptores de renta básica en Bilbao ya ascendía en 2006 a 20.000, mientras que alrededor de otros 10.000 cobran las ayudas de emergencia.
La mitad de las personas que se encuentran en esta situación gastan más del 30 por ciento de su sueldo en pagar la vivienda, lo que condiciona sus posibilidades de hacer frente al resto de necesidades básicas. Este fenómeno es conocido como 'working poor' o 'trabajo pero pobre', que afecta a aquellos empleados cuyos gastos son similares a sus ingresos. La familia acaba convirtiéndose en su refugio, su principal colchón para sobrellevar una existencia precaria. Y es que el 72 por ciento subsiste a base de contratos temporales que sólo ocasionalmente superan los tres meses.
El balance de Lan Ekintza, para cuya elaboración se han consultado más de doscientas fuentes de información, deja entrever, no obstante, la cara y la cruz de una misma moneda. Los datos aportados anteriormente chocan con la positiva evolución económica experimentada por la villa en el último ejercicio, en el que consolidó, e incluso llegó a aumentar, su tejido económico. Durante este periodo se mantuvieron en activo 35.636 negocios, un 6 por ciento más que en 2005, lo que se tradujo en un crecimiento en el empleo de un 5,7 por ciento.
La parte negativa corresponde de nuevo al paulatino cierre de comercios minoristas. En los últimos cinco años han bajado la persiana más de 200 negocios, sobre todo de alimentación, debido a la falta de relevo generacional y a las dificultades a la hora de hacer frente a las grandes superficies. Lejos de mejorar, según vaticinó el director de Lan Ekintza, Juan Antonio Arrieta, 'la tendencia seguirá siendo la concentración de núcleos comerciales'.
Generar puestos de trabajo que permitan no sólo disminuir la tasa actual de paro de Bilbao -unas 14.000 personas están registradas en el INEM-, sino que la persona empleada pueda, además, asumir los costes cada vez más elevados de la vida es, sin duda, uno de los objetivos más ambiciosos. Especialmente, si se tiene en cuenta que del año 2000 a esta parte el saldo migratorio de la capital vizcaína es positivo. Es decir, que se producen más entradas que salidas en el municipio. Cerca de 20.000 extranjeros residen en la actualidad en Bilbao, lo que se traduce en un 5,5 por ciento de la población total, que asciende a 354.918 personas.
http://actualidad.terra.es/provincias/bilbao/articulo/cada_bilbainos_vive_limite_amenaza_2133729.htm
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