'Es asqueroso. En los tres años que llevo en esta tienda no había visto nada igual. El miércoles encontré excrementos de ratas y paredes roídas al abrir esa puerta. Avisé a mis jefes para que tomen medidas'. Eso decía María, empleada de una tienda de chucherías en la céntrica estación de Sol, por donde pasan miles de personas.
Algunos miran las enormes manchas negras que asoman por cada rincón debido a los restos derramados. Y la cantidad de periódicos, envases, cartones y cientos de papeles, envoltorios y botellas. Son las consecuencias de los 20 días de huelga indefinida de limpiadores de la red. Comerciantes y trabajadores de las tiendas del suburbano han empezado a mostrar su preocupación por los riesgos higiénico-sanitarios, ante un conflicto que no tiene visos de resolverse. Por el momento, no hay constancia de quejas de usuarios, solo de empleados de locales y personal de Metro.
'Está claro que los roedores suben todas las noches a los vestíbulos y se pasean a sus anchas. Igual que las cucarachas. Es por la guarrería acumulada. Yo ver, no he visto nada, pero sí el rastro que dejan', aseguró la dependienta. Los locales comerciales están obligados, por contrato, a someterse a una desinsectación mensual. Personal del metropolitano realiza controles periódicos para comprobarlo. A éste le corresponden el resto de dependencias. Sin embargo, ahora la situación es anómala.
A María no le preocupa el género, ya que está todo envasado, sino la salud. 'Varias dependientas de la tienda de complementos han sufrido diarreas y gastroenteritis', afirma. Ella, como otros empleados, achaca la situación a quienes dejan intencionadamente restos orgánicos. 'Hemos visto bolsas con cáscaras de gambas y raspas de pescado. Fue el día de Navidad y el de Año Nuevo', ha indicado.
En un local de comida rápida Lucía sí muestra su inquietud por los alimentos. 'Me da vergüenza que las papeleras estén a rebosar aquí al lado, por el riesgo que supone. No hemos tenido ningún problema de bichos por ahora, pero con tanta basura, podría haber infecciones'. Por ello, dice que adecenta lo que rodea el puesto. No sirve de mucho.
La suciedad no va por líneas, sino por estaciones. Se multiplica en las que disponen de intercambiadores o sirven para hacer transbordos. En otras aparece hasta en las vías, como en Banco de España, Goya o Alonso Martínez, donde, incluso hay hasta perchas.
'¡Es de vergüenza. Da asco usar el Metro. No se quién tiene razón porque no estoy muy informada pero esto se está haciendo insostenible!'. Así se expresaba Arancha en el vestíbulo de Nuevos Ministerios. El contraste entre la zona de Renfe y la de Metro era notable. En la segunda, dos japonesas abrían los ojos como platos, atónitas. Maleta en mano, no sabían dónde posarlas.
Varias operarias de Eurolimp en otro lugar cumplían los mínimos. 'Siete horas por turno. Y lo cumplimos a rajatabla', aseguraban. '¿Roedores e insectos? Es habitual por estar en el subsuelo,lo que ocurre es que ahora tienen más campo de acción. A mí hasta me dan los buenos días', ironizaba una. Indicaban que, desde la huelga, la prioridad es limpiar las áreas técnicas y en la de los viajeros los restos orgánicos, los vertidos de líquidos; refrescos, pises, vómitos y hasta excrementos, afirmaban, y todo lo que pueda provocar accidentes ¿cristales, latas, etc.¿
'Delincuentes son todos los que tiran cosas, no nosotros. Que lo demuestren', agregaban en alusión a los videos que han provocado los despidos.
Se quejaban de la penosidad y toxicidad del empleo, por lo que reclaman un plus. 'Algunos se han pinchado con jeringuillas. Yo tengo alergia y, para colmo, me tienen que limpiar las cuerdas vocales por las infecciones que cojo'. Añadía: Y todo por 6,7 euros la hora si eres fijo; los temporales, aún menos. De ahí sus crítica a las concesionarias 'por no querer equiparar los salarios y por contratar a personal externo al que le pagan más del triple'.
El olor, en algunos puntos es hedor, y en otros, el ambiente es denso y pesado. 'Es una guarrería. Algún responsable tendría que tomar medidas para que esto se resuelva', decía Isabel, con sus hijos bien agarrados de la mano, tras ver un espectáculo navideño. Era el comentario general de usuarios y hasta de algunos empleados del Metro. 'No puede ser que haya tantas empresas y con sueldos distintos. Eso no pasa ni en China', dijo uno.
Metro, por su parte, aseguró que la Consejería de Sanidad, que realiza inspecciones continúas para verificar la salubridad, no ha advertido aun de 'riesgo para la salud de los usuarios'.
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