Los sindicatos han decidido impugnar el decreto que aprobó hace dos semanas Osakidetza unilateralmente y que dio por rotas las negociaciones para alcanzar un convenio laboral. Tras ocho reuniones de la mesa sectorial y meses de conversaciones y movilizaciones por parte de los trabajadores, el Gobierno Vasco anunció el 26 de diciembre que aprobaba por decreto las mejoras que propuso a las centrales y que todas éstas (salvo el Sindicato Médico de Euskadi, que ya alcanzó un acuerdo con Sanidad antes de verano) rechazaron.
Así, ELA, Satse, LAB, CCOO, UGT, Utese, ESK y SAE, de momento, mantienen las movilizaciones previstas para este mes: concentraciones de 15 minutos los días 10, 15, 17, 22 y 24 en todos los centros hospitalarios y ambulatorios de la CAV, una caravana de coches el día 23 en las tres capitales y un paro de tres horas el 29. Aún les queda por decidir el calendario de protestas para el mes de febrero, que acordarán en la reunión intersindical del próximo lunes, en la que analizarán las consecuencias de la aprobación por decreto de la propuesta de Osakidetza.
Por su parte, el director de Recursos Humanos del Departamento de Sanidad, José Andrés Blasco, afirmó ayer que está "seguro" de que "el cien por cien de la plantilla, incluidos los que están en sindicatos, van a acreditar su desarrollo profesional y, en consecuencia, percibir las retribuciones complementarias correspondientes, con efecto retroactivo desde el 1 de enero de 2007", una de las mejoras aprobadas en el decreto que las centrales rechazan.
En opinión de José Andrés Blasco, lo lógico -a tenor del rechazo de los sindicatos al decreto- sería que los trabajadores no se acogieran a las subidas que se derivan de su aprobación. "Sin embargo, existe un alejamiento entre las posiciones maximalistas de los sindicatos y la de los trabajadores. Una encuesta que hicimos el pasado mes de noviembre entre el personal de Osakidetza revelaba que más del 62% de la plantilla estaba a favor de que se aplicaran las mejoras propuestas por el Servicio Vasco de Salud a pesar de haber sido rechazadas por los sindicatos", recalca el responsable de Recursos Humanos.
También reconoce que el Gobierno Vasco optó el 26 de diciembre aprobar las condiciones laborales de los trabajadores de Osakidetza por la vía del decreto para evitar "que la falta de acuerdo con las centrales impidiera al personal acreditar su derecho a cobrar las retribuciones".
Demagogia gratuita Blasco criticó la demagogia de los planteamientos sindicales, pero sobre todo se lamentó de que "montar la bronca salga gratis en la sanidad pública". "Me pregunto si la actuación de los sindicatos sería la misma si estuvieran en una empresa privada y vieran peligrar sus puestos de trabajo o la estabilidad de la empresa. ¿Actuarían igual? ¿Pedirían aumentos en la privada del 40%? ¿Rechazarían incrementos de plantilla directa de 600 plazas -más de las que tiene Michelin de Lasarte-Oria-? Seguro que no", denunció.
Frente a los 42 millones de euros adicionales que suponía la oferta de Osakidetza, la de la plataforma de los sindicatos venía a ser al menos de cientos de millones de euros más al año. "Pedir es libre, pero era inasumible por un Gobierno serio. Se olvidan que el dinero lo pagamos entre todos; que es público".
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