La crisis de la construcción ha empezado a quemar empleos en Villacañas, un municipio de La Mancha toledana con tan sólo 10.700 habitantes donde, sin árboles ni bosques a la vista, se ha concentrado en los últimos años la mayor capacidad nacional de producción de puertas.
Cada semana salían de sus ocho plantas (con entre 300 y 500 empleados) más de 20.000 puertas en todas las direcciones de la Península. Hasta el año pasado, los distribuidores hacían cola. Los 4.000 empleados del propio Villacañas y municipios situados en un radio de 50 kilómetros a la redonda hacían horas extraordinarias para atender a la fortísima demanda de la construcción.
Si cada vivienda requiere una media de 10 puertas y se construían al año en torno a las 800.000 el futuro de firmas como Dermaco, Artevi, Docavi, Proma, San Rafael, Visel, Barmovi o Eurodoor se deslizaba sobre ruedas. En el último año han facturado cerca de 700 millones de euros. Las empresas ampliaban sus naves y sus plantillas con personal emigrante retornado. El municipio recuperaba la población que había perdido en las décadas de los cincuenta y sesenta. El índice de paro no alcanzaba el 1,5%, según recuerda su alcalde, Santiago García Aranda. Así, hasta que la construcción de viviendas inició su drástico descenso.
Por el momento, 700 de los 4.000 empleados han perdido su trabajo. Hasta la semana pasada la mayoría de los despidos se han producido de mutuo acuerdo. Las relaciones laborales se han manejado siempre en términos familiares. Casi todas las empresas, sin excepción, tienen origen cooperativo. Fueron surgiendo como cerezas a partir de un grupo de trabajadores que conocían el oficio y, de pronto, se encontraban en la calle. Las ayudas del Gobierno de Castilla-La Mancha para arrancar y un fuerte apoyo en dotación de infraestructuras, suelo y energía eléctrica impulsaron una industria capaz de manufacturar el 60% de todas las puertas que se instalan en España. Una puerta del estilo Villacañas, plafonada, con tablero recio y molduras macizas de las que el mercado se ha ido apartando en los últimos tiempos para inclinarse por otras lisas, de aire más moderno. Las cooperativas se han transformado ya en sociedades anónimas donde el dinero B y un trato familiar y paternalista ha dominado el escenario laboral. Esta relación se rompió la semana pasada cuando la dirección de Dermaco remitió un burofax a 134 trabajadores, de los 250 en plantilla, en el que se les comunicaba la suspensión de sus contratos durante cinco meses.
El asunto hizo saltar las señales de alarma, al pedir CC OO que ignoraran .el aviso y acudieran a la fábrica hasta que la rescisión de los contratos fuera tramitada por la Administración laboral, como marca la ley, recuerda Mariano Ballesteros secretario regional del sector de este sindicato. "Es obligatorio si las medidas afectan a más de un 10% de la plantilla". Dermaco no ha podido pagar los salarios de diciembre ni la extraordinaria de Navidad.
No era la primera vez que se producen despidos ni será la última en los próximos meses, según fuentes del sector. Los directivos de las fábricas están asustados. "No nos esperábamos esta ruptura de la confianza en nuestras relaciones laborales", confiesa Ángel Cepeda, gerente de San Rafael y presidente de la Asociación de Fabricantes de Puertas y Afines de Castilla-La Mancha (AFAP). "Somos los primeros interesados en mantener la continuidad de los empleos. Esto no es una lotería".
Cepeda traslada una profunda preocupación por la situación de las empresas que representa. Los propios directivos reconocen que están sobredimensionadas las plantillas y la capacidad de producción. Y como hasta ahora les quitaban las puertas de las manos, ni siquiera han tenido tiempo para otear el horizonte, observar cómo afrontan otros el súbito achique del mercado, profesionalizar a sus directivos y equipos técnicos y lanzarse a conquistar el mercado exterior al que ahora sólo destinan el 5% de sus ventas.
El milagro de Villacañas atraviesa un momento delicado. El director de empleo de la Junta, Reinaldo de la Fuente, se reunió el jueves con los empresarios en un intento por evitar situaciones traumáticas y plantear medidas que eviten la caída de un subsector clave para la economía del pueblo y de la región.
INMACULADA G. MARDONES
Los comentarios están cerrados.