El cierre del grupo constructor Marbar, con sede en Tomiño, afecta directa o indirectamente a más de medio millar de familias del sur de Galicia. Además de los 56 trabajadores de la empresa, que ayer recibieron las cartas de despido, entre los damnificados hay cien empresas proveedoras con decenas de empleados y más de un centenar de compradores de pisos que todavía no los han recibido. Muchos, que han entregado cantidades a cuenta y tendrían las viviendas sin escriturar, podrían perder las entregas realizadas.
El grupo, que abarca las empresas Marbar, Granitos Tebra, Granite 99 y Promociones Marbar, contrajo préstamos que se cifran en más de 27 millones de euros, 20 de ellos con sucursales de Caixanova en Tomiño y A Cañiza. La Caixa también está afectada y los compradores citaron también a Banesto.
La crisis se aceleró ante la dificultad del empresario para vender las viviendas proyectadas. Trabajadores del grupo creen que el 80% de los construido estaba por vender.
El empresario, Manuel Martínez Barros, de 47 años de edad, permanence ilocalizable desde el sábado. La plantilla cree que su hijo mayor, empleado y titular de una de las empresas, retiró dinero de los bancos.
Según fuentes sindicales también se habrían retirado de la empresa 10 camiones, 4 palas, un elevador, y un cilindro para asfaltar. Sospechan que la maquinaria pudo trasladarse a Portugal. Algunos trabajadores creen que el empresario se encuentra de viaje en Brasil.
El propietario se habría encontrado con la negativa de bancos y cajas a renovar los créditos, lo que aceleró su decisión de cerrar la empresa. Hace pocos días confesó a un allegado: "Si me aprietan las tuercas, (los bancos) se van a comer los pisos con patatas".
Guardia
Los empleados de Marbar se mantienen en guardia en las instalaciones de la empresa en Tebra para impedir la salida de más material. El colectivo de trabajadores asegura que se les adeuda el salario de este mes de enero y la liquidación por despido.
"La gran mayoría -coincidieron- tenemos contrato por obra, con cambio para otra de las empresas cada tres años". Residen con sus familias en O Rosal, A Cañiza, Pazos de Borbén, Vigo, O Porriño, Cerveira y Valença (Portugal). Muchos tienen hipotecas por pagar.
Los proveedores llegan desde el pasado lunes a la sede para conocer la situación de cerca y resolver la situación crítica en que les deja el cierre de su mejor cliente. En su mayoría son pequeñas o medianas empresas. Como Cristina C. P., de la firma Vázquez Tomiño, -con tres trabajadores- que informaba que en su caso le adeuda 80.000 euros en cuatro pagarés, por la colocación de fachadas. O Antonio Pires, con dos empleados, tiene 20 mil euros pendientes de cobrar.
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