Ante la ya ineludible desaceleración del sector inmobiliario, que se llevará por delante algunos cientos de miles de empleos, y la también firme evidencia de que el leve repunte de la industria no será capaz de reponer los puestos de trabajo que se pierdan, los socialistas creen haber dado con la solución: exprimir la maquinaria productiva del sector público.
Según adelantó ayer el actual ministro de Trabajo y coordinador del programa electoral socialista, Jesús Caldera, el plan de choque que tienen en mente -que será presentado con todo lujo de detalles y con memoria económica este fin de semana en la Conferencia Política del PSOE – sería capaz de generar hasta 400.000 nuevos puestos de trabajo a base, únicamente, de desarrollar políticas públicas.
¿Cuales son esas milagrosas iniciativas que salvarán el mercado laboral doméstico de la crisis de la construcción? Jesús Caldera citó, en el transcurso de un desayuno organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica (Apie), tres principalmente. La más potente y en la que los miembros del actual Gobierno tienen más confianza es el Plan Estratégico de Infraestructuras y Transportes (Peit), un importantísimo programa de inversiones que Caldera recordó que significa el 50 por ciento de la actividad del sector constructor.
La segunda pata de esta suerte de plan público de salvamento es la Ley de Dependencia. El ministro de Trabajo recordó ayer que cuatro de cada diez nuevos cotizantes a la Seguridad Social incorporados durante 2007 se ocuparon en actividades relacionadas con la atención sanitaria o los servicios sociales. Más de 200.000 nuevos empleos, que el PSOE confía en repetir los próximos años.
¿Es posible el pleno empleo?
Finalmente, los socialistas también creen que otra de las propuestas estrella de su programa electoral, la extensión de la red nacional de escuelas infantiles, sea un sustancial vivero de empleo durante el próximo cuatrienio.
Con la ayuda de este impulso público, el partido en el Gobierno considera que se pueden crear dos millones de puestos de trabajo entre 2008 y 2012 y lograr el doble reto de cumplir con los Objetivos de Lisboa y conseguir el pleno empleo.
Un pleno empleo un tanto "sui generis" porque la idea que el ministro de Trabajo tiene de este concepto lo sitúa en una tasa de paro del 7 por ciento (la actual, a la espera de la Encuesta de Población Activa que hoy publicará el INE, es del 8,03 por ciento) cuando los economistas la sitúan por debajo del 5 por ciento. El propósito es complicado en cualquier caso porque el propio Caldera reconoció que viviremos unos trimestres de subidas "moderadas" del paro a cuenta de la crisis.
Lo de cumplir con los objetivos de empleo para 2010 que Bruselas impuso en la Cumbre de Lisboa de 2000 tampoco será sencillo. La economía debería generar en sólo dos años un millón y medio de empleos y 650.000 puestos de trabajo sólo para mujeres para hacer los deberes impuestos por la UE… y eso sin que variara el número de personas dispuestas a trabajar. Visto así, no parece muy viable.
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