Sugieren crear un gran consorcio entre varios grupos para mejorar el I+D+i y reducir el coste de las investigaciones
Las 60 empresas conserveras gallegas, que dan empleo a 12.050 personas y facturan por encima de los mil millones de euros, se dieron ayer un mes de plazo para «enriquecer» el plan estratégico del sector, elaborado por el Centro Tecnológico del Mar (Cetmar) y presentado por la Consellería de Pesca el pasado verano. Lo harán con «propuestas concretas y compromisos firmes», tal y como ayer anunciaban representantes de la Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas (Anfaco).
Entre las acciones que trasladarán a la Xunta, el sector apuesta por mantener el empleo en el umbral de los 12.000 operarios, con una tasa de temporalidad situada en el entorno del 27% (algo más de 3.000 trabajadores). El compromiso pasa por no menguar las plantillas actuales, pese al inevitable proceso de internacionalización que vivirá esta industria, con la mirada puesta en Latinoamérica, África o Asia. Además, las empresas calculan inversiones próximas a los 400 millones de euros hasta el año 2013 en mejoras industriales o acciones de I+D+i dentro de la comunidad autónoma. Este volumen inversor es cien millones mayor que el monto total del plan estratégico, valorado en 300 millones de euros, que incluyen los últimos fondos europeos destinados a la pesca (2007-2013).
Representantes de las principales firmas del sector abrieron ayer cuatro mesas de trabajo sobre recursos humanos, fiscalidad, investigación y mercados. A finales de febrero cada una de ellas presentará conclusiones que serán plasmadas en un documento único que se trasladará a la Xunta y al Cetmar, para su posible inclusión en el plan estratégico.
Entre las acciones en el campo de la investigación y el desarrollo figura la creación de un consorcio que reuniría a las grandes firmas del sector, centros tecnológicos y departamentos de investigación de las universidades. Este mecanismo actuaría como catalizador de los grandes proyectos de I+D+i que tengan un aprovechamiento común y permitiría un ahorro de costes.
Controles en el empleo
En el plano del empleo, los conserveros pretenden establecer medidas de control sobre el absentismo, así como incentivos para estimular el rendimiento de las plantillas. Por otro lado, las empresas apuestas por conjugar aspectos como la productividad y la estabilidad en las contrataciones. La intención es utilizar modelos de relación laboral que ya funcionan en otros sectores en países más avanzados. La patronal espera contar con el respaldo de la Xunta y de los sindicatos para configurar este nuevo sistema de trabajo.
Entre las novedades que las compañías quieren introducir en los próximos años, y que formarán parte del paquete inversor de 400 millones de euros, destacan las mejoras medioambientales y el desarrollo de nuevos productos. A medio plazo, las grandes conserveras actuales se convertirán en grupos alimentarios volcados en la innovación, la comida precocinada y los productos saludables.
Una de las grandes amenazas a corto plazo es la denominada guerra del atún asiático . Su resultado condicionará en gran medida el desarrollo del sector gallego, altamente dependiente del atún (concentra el 65% de la producción actual). La Organización Mundial del Comercio (OMC) y Bruselas estudian rebajar los aranceles del atún importado de Tailandia, Malasia, Indonesia o Filipinas del 25% actual hasta un 7%, aunque ahora se pretenda aplicar de forma paulatina. La medida supondría colocar en Europa latas asiáticas a mitad de precio que las producidas en España. El impacto en la industria gallega se ha calculado en la pérdida de varios miles de puestos de trabajo y el cierre o deslocalización de empresas.
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