Alberto B. V. y Maria Lourdes C. V., fueron juzgados el miércoles por haber leído y difundido presuntamente la información de unos correos electrónicos de directivos de la empresa durante el año 2002.
La Fiscalía solicita para los dos acusados una pena de prisión de tres años y medio, mientras que la acusación particular pide 4 años, así como el pago de una multa económica.
Los hechos ocurrieron en junio de 2002 cuando los dos ex trabajadores, que eran entonces el responsable informático de la planta de Cervera y su ayudante, supuestamente habrían desvelado la información de los correos electrónicos para favorecer los intereses del comité de empresa que en aquellos momentos estaba negociando por una reducción de plantilla. Entre los documentos, había información del preconvenio de los trabajadores, cartas de amonestación y listas de los trabajadores que iban a ser despedidos.
Fue exactamente el día 3 de junio de 2002 cuando Alberto B. fue despedido por haber leído presuntamente los correos eléctronicos y difundir el contenido. El mismo día que un notario se encargó de precintar los tres ordenadores de la sala de informática y algunas cintas de seguridad.
Sin embargo, todo empezó cuando los directivos montaron un dispositivo porque sospechaban de esta práctica y un trabajador de la empresa fue pillado ‘in fraganti’ con el correo electrónico de un jefe abierto en pantalla.
No obstante, el empleado no fue despedido por esta razón y se le indemnizó a su marcha. La responsabilidad de estos hechos se derivó hacia los informáticos.
El abogado de la defensa cuestionó porque se acusaba a sus representados si no se les había pillado como a este otro trabajador que fue perdonado.
“La empresa me dió toda la tecnología para que lo pudiera hacer” dijo, por otro lado , el acusado Alberto B. V. que reconoció durante su declaración que podía mirar el correo de sus superiores, con los conocimientos informáticos y las tecnologías de que disponía.
Además, el acusado también aseguró que los logs que se presentan como prueba de sus presuntas entradas a los correos son falsificados, ya que, es posible crearlos y que si se encontraron ficheros en su ordenador fue porque para solucionar problemas técnicos o hacer copias de seguridad vaciaba el contenido de un disco duro a otro.
Por otra parte, su compañera en el banquillo de los acusados también negó haber leído los e-mails de sus superiores y alegó que no tiene suficientes conocimientos informáticos y sólo se limitaba a arreglar pequeñas averías.
Según las declaraciones del letrado de la defensa, cuando sucedieron los hechos, la planta de Cervera de Lear Automotive Spain S.L. estaba a punto de cerrar y se descubrió que uno de los documentos a los que se accedió fue el Expediente de Regulación de Ocupación. El abogado asegura que la salida a la luz de este documento provocó el cierre anticipado de la planta de Cervera, en octubre de 2003, dejando a más de mil trabajadores en la calle.
Begoña Ruiz
www.lamanyana.es/web/html/lanoticia.html
Los comentarios están cerrados.