Si la Reserva Federal (Fed) necesitaba un dato para justificar su drástica rebaja de tipos de interés, el viernes lo tuvo. La fase de desaceleración por la que atraviesa la economía estadounidense provocó que en enero se destruyeran 17.000 empleos. Es el primer retroceso en la contratación en más de cuatro años, lo que volvió a alimentar los temores de la recesión. Sin embargo, la tasa de paro se redujo una décima, al 4,9%, y repuntó la actividad industrial.
Wall Street se llevó una doble sorpresa. La primera, negativa, al ver que no sólo se quedaba corta su proyección de 125.000 empleos para enero, sino que se siguió la tendencia opuesta. La segunda, positiva, porque se revisó al alza el dato de diciembre hasta 82.000 nuevos contratos, 64.000 más que lo dicho hace un mes. En esto se apoyan los analistas, que esperan que el indicador de enero salga de la zona roja en la próxima revisión.
Aunque el indicador muestra luces y sombras, los analistas creen que es una señal más de que la economía se desacelera con fuerza en el arranque de 2008, hasta el punto de poder entrar en recesión. El farolillo rojo no termina de apagarse en el sector manufacturero, donde se eliminaron 28.000 puestos. Y reflejo de los males por los que atraviesa EE UU, la construcción destruyó 27.000 empleos.
Los tipos de interés en Estados Unidos han pasado en apenas ocho días del 4,25% al 3%. Antes de que estallara el pasado verano la doble burbuja inmobiliaria e hipotecaria, el precio del dinero estaba en el 5,25%. El dato de empleo podría inducir a pensar que el banco central estadounidense bajará de nuevo los tipos si la economía sigue deteriorándose.
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